Antología de la Independencia del Perú
ANTOLOGIA 3 los Indios de Tinta estén eximidos de servir en la neurálgica mita de Potosí y, en general, que se otorguen condiciones de trabajo más acep– tables a los indios mineros y textiles, que la -administración de justicia mejore y se erija una Audiencia en el Cuzco, que a los nobles incaicos se les reconozca la plenitud de sus fueros y privilegios. Los pedidos de Túpac Amaru eran lógicos y justos, pero inescuchables por la Corona. Prueba es que la Corte accedió a la casi totalidad de los pedidos cuando fueron hechos por las altas autoridades coloniales y la rebelión había ~ido aplastada. Salvado el intocable prestigio de autoridad, aparecerán los mtendentes y subdelegados en vez de los corregidores, se extinguirán los odiados Repartos mercantiles, se creará la Audiencia del Cuzco (3-V-1787), ubicada entre las lejanas de Lima y Chuquisaca. En aquel mundo colonial fue el auténtico reformismo de Túpac Amaru factor que llevó a trascender su momento histórico. Con él apa– rece la nueva era independentista. Otros hechos concomitantes lo con– firmarán. El triunfo de las autoridades monárquicas e,s más aparente que real. Porque la rebelión de Túpac Amaru es un síntoma inconfun– dible de la declinación colonialista en Hispanoamérica. Así lo vió a la distancia el genio político del conde de ·Aranda y lo llegó a contem– plar realizado, para su ventura, el venerable anciano Juan Bautista Tú..: pac Amaru, cuyo increíble saludo a Bolívar es símbolo de tenacidad y valor indesmayable propio de las grandes causas. Por esto, el caudillo epónimo representa un hito histórico, una nueva Era. Un aliento de grandeza, una interna filosofía asentada en el pasado autóctono y re– mozada por lo hispánico, emana de su rebelión. Túpac Amaru es el precursor de la justicia social para el hombre peruano y, simultánea– mente, de su independentismo colectivo, es decir es un precursor de la independencia plena que el Perú actual todavía reclama. Daniel Valcárcel, La rebelión de Túpac Amaru (México, 1965), págs. 234-23'7. Retrato de Túpac Amaru [ ... J Era a la sazón Condorcanqui, según D. Pablo Astete que lo conoció, «un hombre de cinco pies y ocho pulgadas de alto; delgado de cuerpo, con una fisonomía buena de indio; nariz aguileña, ojos vivos y negros, más grandes de lo que por lo general los tienen los naturales. En sus maneras era un caballero, era cortesano; se conducía con dig– nidad con sus superiores, y con formalidad con los aborígenes. Ha– blaba con perfección la lengua española, y con gracia especial la que– chua; vivía con lujo; y cuando viajaba siempre iba acompañado de muchos sirvientes del país, y algunas veces de un capellán. Cuando residía en el Cuzco, generalmente su traje consistía de casaca, pantalo– nes cortos de terciopelo negro, que estaba entonces de moda, medias de seda, hebilla de oro en las ·rodillas y en los zapatos, sombrero español de castor, que entonces valían veinticinco pesos, camisa bordada y cha– leco de tisú de oro, de un valor de setenta a ochenta pesos. Usaba el pelo largo y enrizado hasta la cintura. Era muy estimado por to– das las clases de la sociedad», era generoso y se recuerda especialmen– te la magnificencia con que remuneró a un facultativo que lo acom-
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