Antología de la Independencia del Perú

4 A N T O L ·O ·G I A pañó hasta Tungasuca, desde Lima, de donde regresaba enfermo de cuerpo, y tal vez lastimado de espíritu, con las fatigas y desengaños que le ocasionarían los curiales de la Real Audiencia. Nada de extraño te– nía que los indígenas manifestasen veneración por un hombre como Condorcanqui, ni tampoco habría sido esta circunstancia origen de in– quietudes públicas, si no hubiera tenido el cacique un enemigo natu– ral en el corregidor, que lejos de ver con buen ojo el respeto tributado a Condorcanqui, consideraba cada agasajo, cada saludo, cada visita como una usurpación de derechos que a él sólo correspondían en el co~ rregimiento. Se asegura que el corregidor Arriaga, por su carácter ás– pero, y por sus inclinaciones personales era el menos a _propósito para atenuar las consecuencias de la natural rivalidad que debía existir en– tre corregidores y caciques, . y que por lo mismo no toleraba con pacien– cia las distinciones que Cona.orcanqui supo conquistarse; los celos y la envidia, mal reprimidos, le hacían cometer imprudencias, llegando en una ucasión, a llamar al cacique "Indio Alzado", apodo que lastimó a Condorcanqui profundamente y fúe causa de que dijese a algunos de sus amigos; «el corregidor muy luego me pagará este insulto» [ ... ] Manuel de Mendiburu, Diccionario Histórico Biográfico del Perú (Lima, 1890), tomo VIII, págs. 109-110. Micaela Bastidas HSeñores Gobernadores Don Agustín y Don Lucas Núñez de la Torre y_ Don Matías Canal·- Muy señores míos y de todo mi apre– cio.- Ya tendrán Vuesas Mercedes noticias de la empresa que ha tomado mi marido Don José Gabriel Túpac Amaru; pero, sin embargo . de ello, para que queden mejor inteligenciados, paso a imponerles, pa– ra que la impartan a sus indios y demás caciques de esos pueblos, quie– nes tendrán ésta por suya. Como celoso del bien público y descanso de los naturales y crio– llos espaüoles, obtiene, a fuerza de sus desvelos, providencia para ex– terminar y acabar las malas introducciones de repartos, alcabalas, adua– nas, y en su consecuencia se halla entendiendo en estas diligencias con el esmero, que hasta aquí se ve; en cuyo supuesto, no dudo, que vuesas mercedes coadyuvarán, aprontando toda su gente a disposición de di– cho mi marido. Y si tuviesen vuesas mercedes gente para prender al Corregidor y europeos, lo podrán hacer, pidiendo auxilio a los demás caciques; 'fue– ra de quitarnos con tanta tiranía nuestras posesiones y bienes estando en nuestras tierras, por contemplarnos que no somos capaces de defen– dernos, como lo vemos ahora que mi marido ha puesto la mano. Es tiempo que se esfuercen, como lo están haciendo los indios y españoles de estas provincias de Tinta, Chumbivilcas, Carabaya, Lam– pa, Azángaro, Paucartambo, Quispicanchi, Paruro y otras, que piden auxilio a mi ,marido, quien ·en la presente circunstancia tiene más de ochenta y siete mil indios, fuera de principales y españoles de las ocho parroquias del Cuzco; con que bajo estas fuerzas, no tjenen vuesas mer– cedes que tener. recelo, ni los demás que prestaren obediencia, pues se-

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