Antología de la Independencia del Perú

ANTOLOG!A 11 industria los pude librar del furor de mis Indios. Lo segundo, quiere saber V. de la Expedición del Cuzco, y que si las ocho Parroquias están a mi favor; a lo que debo decir, que sólo siete están a mi banda (aunque no las había menester), porque la Parroquia de San Cristóbal que juz– gaban estaba a mi disposici6n (porque cuando antes regresaba al Cuzco me aposentaba en ella), los europeos herejes que la asolaron matando hombres y mujeres sin más probabilidad·que la mala propensión de ellos a perjudicar a los miserables Indios, que con el favor de Dios están los ma•lvados en lugar donde pagaron lo que han hecho, pues terigo al Cuzco sitiado con solo once Provincias de gente armada, no es poca pa– ra la que en él reside; pues la causa de mantenerse hasta ahora dicha Ciudad en pie, es porque obro como Cristiano, procurando con piedad, haciendo por que no dejen asolada la Ciudad, y en ella los Conventos, Monasterios, Monjas, Mujeres y Criaturas; · y también porque dejando esto ·en este estado me partí a buscar a Vms. que me decían yenían en mi solicitud por Carta que me mandaron mis Espías y Centinelas que tengo en estos lugares. El Sr. Obispo de la Ciudad del Cuzco es cierto que mal informado e inquieto su ánimo se ha compuesto con sus Colegiales alistándolos para la guerra; pero todo eso creerá V. que no tiene subsistencia, sino mucho miedo de los Ladrones Chapetones que lo pan obligado. . Me es preciso hacerle a V. una breve insinuación de mi Empresa, la que solamente se dirige a quitar los abusos, malas costumbres y la– trocinio que se han experimentado por los que han gobernado en este Reino; en principal los Corregidores que reparten sus efectos en precios duplicados, y llevarse cada uno de ellos 50,000 pesos y más de cada Pro– vincia aniquilando de plano a los miserables criollos, sin dejarlos pe– dir a Dios, ni encomendársele en la Misa, ni Doctrina Cristiana, ni nin– gún acto de fe, sino toda la vida apurados por la cobranza, sin otro Dios que el Corregidor procurando darle todo gusto; y si en algo faltan, el miedo los hace huir a los Chunchos, dejando a sus mujeres y familias a vivir con ellos, y hacerse en sus costumbres. Igualmente la Aduana y Alcabala que perjudicaba a todo el Universo, dejando los haberes aun sin el principal; y últimamente la Mita de Potosí tan perjudicial que nunca los Indios volvían a sus Pueblos. · , Con apercibimiento de lo que he referido, que aunque podrá insi– nuarlo a la Junta de Guerra de esa Ciudad para su gobierno, he celebrado saber estén prontos con su tropa arreglada. ~o que encargo es sea bien gruesa, y que así se una con la de Lima, la de la Costa, aunque discurro que para mis fuerzas era necesario reduplicar las armas a las que podrán caber en estos Países porque conozca con individualidad que Dios quie– re la conservación de mi arreglo, pues cualesquiera que han pretendido ir contra mis armas, se han perdido enteramente, sin poner de mi par– te medio alguno para su efecto. Vms. se fían mucho en los de Lima· yo he estado en· esa Audiencia y tengo observado que estos son bueno~ para matar semitas, y engullir mazamorras; que también en el Cuz– co salió una tropa de ellas a quererla entablar con los míos, mas per– dierón las vidas en un momento. Sólo si son buenos los de aquella Junta para entretener. un Pleito o Demanda, y mantenerse de la san– gre de los pobres, como a mí me acontecía, que habiendo regresado pa– ra allá discurriendo ..alcanzar mi pretensión por haber sido justísima con Instrumentos evidentes que declaraban m1 Descendencia de los Re-

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