Antología de la Independencia del Perú

ANTOLO"GIA 17 po~ los· e:n:tier)'.'os de pompa y usos de los demás sagrados sacramentos, con la ostentación que les ocasiona crecidos gastos; pues a sus respec– tivos doctrineros o curas, se les satisface y ha satisfecho el correspon– diente sínodo, sin que tengan .estos derecho u acción a otros emolumen– tos u obvenciones: tampoco ha debido ignorar este insurgente y sus malvados secuaces, para unírsele por sus promesas, que conforme a la ley del reino, -están exentos de Alcabala, según se observa escrupu– losamente, en lo que es de su crianza labranza propia e industria de éstas; pero de suerte que para este beneficio y liberabilidad no lo con– viertan, como lo suelen convertir, en agravio de nuestro Rey y Sr. sir– viendo ellos mismos de defraudadores del referido derecho de Alcabala, llevando en su cabeza, o a su nombre, con guías supuestas a las ciuda– des o pueblos de consumo y comercio, lo que no es suyo o no les perte– nece, siendo otros no exel)tos, contraviniendo en esto a todas las leyes de cristianos, de vasallos y de hombres de bien o de verdad, justicia y rectitud; a cuyo fin, y para que cumplan con estas cualidades y aque– llas sob_eranas decisiones, se ha procurado siempre, que dichas guías se examinen y vean con cuidado, y las saquen, las lleven y se las den sin costo ni detención a lguna los Ministros recaudadores de este real derecho y celadores de tales fraudes, que ha cometido y co:µiete con repetición esta clase de privilegiados, cuyo celo justo y diligencia debida, llama escandalosamente este traidor, opresión y gravamen, sin conocer que son los indios quienes lo han formado, si es que lo es, y si no se mira a que de otro modo están a:venturados los caudales o sagradas rentas del Estado; sabiendo igualmente él y los de su mal educada na– ción, que ningunas otras pensiones reales pagan; y aun cuando las pa– garan, la ReUgión y vasallaje les dicta, enseña y demuestra, el cumpli– miento de lo mandado en este punto por los legítimos superiores, aten– diendo a que es.tos no anhel~n a otra cosa que a subirlos a su mayor y más completa felicidad: _ y que estos derechos son precisos e indispen– sables, para la defensa de nuestra amada y venerada Santa Iglesia Ca-– tólica, para amparo de ellos y de los otros sus convasallos, mantenién– dolos en justicia o para defenderlos contra toda potestad enemiga o cua– lesquiera persona que les insulte, perjudique o perjudicase en sus vidas, en sus bienes, en sus haciendas y en sus honras ·y en su quietud o so- siego. · Considerando, pues, a todo esto, y las libertades con que convidó este vil insurgente a los indios y dernás castas para que se le viniesen, hasta ofrecer a los .esclavos la de su esclavitud; y reflexionando juntamen– te el infeliz y miserable estado en que quedan estas provincias, y dificul– tad de subsanar en muchos años los perjuicios causados en ellas por el referido José Gabriel Túpac Amaru, con las detestables máximas es- · parcidas y adoptadas en los· de su nación, y socios o confederados a tan horrendo, fin: y mirando también a los remedios que exige de pronto la qujP.tud de estos territorios, el castigo de los culpados, la justa subordi– nación a Dios, al Rey y a sus Ministros, debo condenar y condeno~ a José Gabriel Túpac Amaru, a _que sea sacado a la pJaza principal y pú blíca de esta ciudad, arrast~ado hasta el Jugar del suplicio, donde presen– cie la ejecución _de las sentencias que se dieren a su mujer Micaela Basti– das, sus des hijos Hipólito y Fernando Túpac Amaru, a su cuñado An– tnnio Bastidas, y algunos de los otros principales capitanes y auxiliado– res de su inicua y perversa intención o proyectos; los cuales han de mo– rir en el propio día, y concluídas estas sentencias, se le cortará por el verdugo la lengua, y después amarrado o atado por cada uno de sus

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