Antología de la Independencia del Perú
ANTOLOGIA 19 electoras y los corregidores, preferir a los que sepan la lengua castella– na y a los de mejor conducta, fama y costumbres, para que t.raten bien y con amor a sus súbditos; dispensando cuando más y por ahora, que lo sean aquéllos que han manifestado justamente su inclinación y fidelidad, anhelo, respeto y obediencia, por la mayor gloria, sumisión y gratitud · a nuestro gran Monarca, exponiendo sus vidas, bienes o haciendas, en defensa de la Patria y de la Religión, oyendo con bizarro desprecio las amenazas y ofrecimientos de dicho rebelde principal y sus jefes milita– res; pero advertidos de que_, únicamente éstos, se podrán llamar Caci– ques o gobernadores de sus ayllos o pueblos, sin trascender a sus hijos o resto de las generaciones tal cargo; al propio fin se prohibe, que usen los indios los trajes de su gentilidad, y especialmente los de la no– bleza de e¡la que sólo sirven de representarles los que usaban· sus anti– guos Incas, recordándoles memorias, que nada otra cosa influyen, que el conciliar más y más odio a la Nación dominante; fuera de ser su as– pecto ridículo y poco conforme a la pureza de nuestra Religión; pues colocan en varias partes de él al Sol, que ftre su primera deidad; exten- diéndose esta resolución a todas las provincias de esta América Meridio– nal dejando extinguidos del todo los trajes, tanto los que directamente rep~esentan las vestiduras de sus antiguos Reyes con sus insignias, cua– les son el UNCO, que es una especie de camiseta; YACOLLAS, que son unas mantas muy ricas de terciopelo negro o tafetán; MASCAPAICHA, que es un círculo a manera de corona, de que hacen descender cierta especie de nobleza antigua, significaba en una mota o borla de lana de alpaca colorada y cualesquier otro de esta especie o insignificación; lo que se publicará por bando en cada provincia, para que deshagan o entreguen a sus corregidores cuantas vestiduras hubieren,en ellas de es– ta clase, como igualmente -todas las pinturas o retratos de sus Incas, en que abundan con extremo las casas de los indios ·que se tienen por nobles para sostener o jactarse de su descendencia; las cuales se borra– rán indefectiblemente como que no merecen la dignidad de estar pin.;; tados en tales sitios y a tale.s fines; borrándose igualmente, o de modo que no quede señal, si hubiese algunos retratos de estos en las paredes u otras partes de firme en las Iglesias, monasterios, hospitales, lugares píos o casas particulares; pasándose los correspondientes oficios a los M. RR. Arzobispos y Obispos de am:bos Virreinatos; por lo que hace a las primeras, sustituyéndose mejor semejantes adornos, por el del Rey . o nuestros soberanos católicos, en el caso de necesitarse; también cela– rán los mismos corregidores, ·que no se representen en ningún pueblo de sus respectivas provincias,, comedias u otras funciones públicas de las que suelen usar los indios para memoria de sus dichos antiguos; y haber– lo ejecutado, darán cuenta certificada a la Secretaría de los respectivos Gobiernos. Del propio modo se prohiben y quitan las trompetas o clari– nes que usan los indios en sus funciones, a las que llaman PUTUTOS, y son unos caracoles marinos de un sonido extraño y lúgubre, .con que anuncian el duelo y lamentable memoria que hacen de su antigüedad, y también el que usen o traigan vestido negro, en señal del luto que a– rrastran eh algunas Provincias, como recuerdo de sus difuntos monar– cas; y del día o tiempo de la Conquista, que ellos tienen por fatal y no– sotros por feliz, pues se unieron al gremio de la Iglesia católica, y a la amabilísima y dulcísima dominación de nuestros reyes. Con el mismo objeto se prohibe absolutamente, el que los Indios se firmen Incas, como que es un dictado ·que le toma cualquiera, pero que hace infinita im– presión en los de su clase; mandándose como se manda, a todos los que
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