Antología de la Independencia del Perú

ANTOLOGIA 317 ras con Mariano Bellido, tuvo siete hijos, en el orden siguiente: Gre– gori a, Andrea, Mariano, Tomás, María, Leandro y Bartola. Como esposa fue amante y solícita, como madre tierna y cari– ñosa, y como patriota, intrépida y abnegada hasta el sacrificio. Hacia el año 1822 existía en esta plaza una fuerte división del ejército español bajo las órdenes del general José Carratalá. Asimismo, en el distrito de Paras, provincia de Cangalla, se hallaba a la sazón una pequeña fuerza de los patriotas al mando de un jefe, apellidado Quirós, quien tenía en calidad de presos de honor al presbítero don Patricio Lazón, al cura Jaime y al dominico fray Escobar. En dicho distrito residía desde años anteriores, don Mariano Bellido, esposo de doñH María Parado, en compañía de su hijo Mariano, desempeñando el cargo de receptor de Correos. Tomás, el otro de los hijos de la señora de Bellido, deseoso de contribuir con sus servicios personales a la guerra de la Independen– cia, se alistó voluntariamente en las fi!as del ejército libertador que pasó por esta ciudad a fines de 1820, encabezado por el gener:al Arena– les. Hacía ya un año que Tomás se había incorporado en este ejér– cito, sin que su madre tuviera de él noticia alguna. Habiendo lle– gado a saber más tarde que se encontraba en Cangalla, entre los pa– triotas que obedecían a Quirós, mandó a dos de sus hijas, Gregaria y Andrea, para que ofreciesen quinientos pesos por el rescate de su her– mano, presumiendo que por la completa falta de recursos en que se encontraba el ejército nacional, no fuese desechado semejante ofreci– miento. El jefe, después de haber oído a las dos hermanas hizo venir a su presencia a Tomás y anunciándole la proposición mandada hacer por su padre, le declaró hallarse dispuesto a aceptarla. Entonces el generoso joven con voz firme y resuelta dijo: "Al ingresar volunta– riamente en el ejército patriota he jurado sostener, hasta derramar la última gota de mi sangre, la santa causa de nuestra Independencia. Si hoy mi madre, por temores inspirados sin duda por su excesiva ter– nura, os ofrece quinientos pesos por mi rescate, recibidlos para el ser– vicio de nuestra causa, pero recibidlos juntamente con el juramento que ahora repito de no volver a mi casa antes de ver triunfante la ban– dera de la libertad". El ejército patriota no perdió su más decidido soldado, y la suma que había de ser el precio de su rescate pasó a aumentar sus escasos recursos. La señora de Bellido entusiasmada con tan abnegado patrio– tismo, procuró desde entonces ponerse al corriente de todo movi– miento político, a fin de noticiarlo a su hijo y prevenirle de cualquier peligro. Escudriñaba, pues, con sigilosa asiduidad la actitud y los pla– nes de uno y otro ejército, y en estas circunstancias supo que Carratalá debía enviar una fuerza competente sobre la de Paras. Con este mo– tivo dirigió a su esposo Bellido, una carta, la que fue escrita por don Matías Madrid, uno de los amigos más íntimos de la familia. Dicha carta estaba concebida en los términos siguientes: "Huamanga, marzo 26 de 1822. Idolatrado Mariano: Mañana :narcha la fuerza de esta ciudad a tomar la que existe allí,· y a otras

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