Antología de la Independencia del Perú

ANTOLOGIA 321 En el 21 del mismo mes de diciembre, el Sr. Juez de 1 ~ Instancia se constituyó en la casa de la Señora Doña Juana de Dios Manrique de Luna, de 61 años de edad, estado viuda y natural de esta ciudad, a quien el Sr. Juez le recibió juramento, que lo hizo conforme a lo prevenido en el artículo 906 del Código de Enjuiciamientos; y héchosele presente el 907 del mismo Código, se le leyó el recurso que motiva la presente declaración, e instruída en las preguntas. A la primera dijo:- que con motivo de tener la declarante amis– tad con la familia del finado José Olaya, y de haberle este manifestado la posibilidad que tenía para pasar a la población del Callao, a conse– cuencia de los viajes que hacía por mar del pueblo de Chorrillos a la isla de San Lorenzo, en donde vendía algunos efectos que llevaba; la exponente suplicó al expresado Olaya le hiciera el servicio de buscar en el Callao al tío de la que habla, nombrado D. Andrés Riquero, y que a su nombre lo saludase; lo verificó así Olaya, y entonces, el citado su tío, puso en conocimiento del General en Jefe del Ejército Indepen– diente, Antonio José de Sucre, que ocupaba las fortalezas del Callao, el medio oportuno que se le presentaba de ponerse en contacto con algu– nas personas adictas a la causa de la independencia, residentes en Lima, para saber los movimientos del Ejército Español, que ocupaba esta ca– pital, y le previno que la comunicación que quisiese remitir, debería ser dirigida a la declarante. Con esta exposición, el mencionado ,General Sucre ocupó a Olaya, entregándole la correspondencia que entregó a la exponente, y contenía una carta para el ya finado D. Narciso de la Colina, bajo la cubierta de la que se le dirigía a la que expone; recibida esa correspondencia, la que habla procedió a entregar la carta que se le remitía, sin revelar la persona que la había conducido. Iniciada así la comunicación con el Ejército Libertador en la segunda ocasión que Ola– ya llegó a Lima, de regreso del Callao, trayendo comunicación para la exponente, y ,advirtiendo Olaya que se le espiaba en el tránsito, según la manifestó a la que habla en el acto de entregarle la correspondencia, salió inmediatamente de la casa, y su espía continuó observándolo; y de todos los pasos que dio Olaya en ese día, dio parte al Gobernador de esta capital D. Ramón Rodil, el que, según ha sabido la exponente, le previno continuara ' observando a Olaya hasta su regreso; mas a las cinco de la tarde de ese mismo día, se le aprehendió en la calle de la Acequia Alta y fue conducido al Palacio; en este se le aplicaron tor– mentos cuando las halagüeñas ofertas no fueron bastantes para hacerle revelar a la persona a quien había entregado la comunicación, infli– giéndosele docientos palos, sacándosele las uñas, y martirizándole los pulgares en la llave de un fusil, según se le ha expuesto a la que habla por el Padre Meneses, religioso de Santo Domingo, que fue el que auxi– lió a Olaya hasta el patíbulo. En la mañana del siguiente día al de la prisión de Olaya, se presentó ·en casa de la exponente D. Manuel Lla– nos (ayudante del general Rodil) intimándole la orden de presentar a la qu~ habla en el Palacio; pero encontrándose la declarante embara– zada y en meses mayores, se procedió a conducir a la tía de la que habla Doña Antonia Zumaeta, mujer del ya mencionado D. Andrés Ri– quero, a la que se llevó a presencia de Olaya y preguntándosele si era esa la persona a quien había entregado la correspondencia, contestó que no la conocía, ni revelaría jamás cuál había sido esa persona aun-

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