Antología de la Independencia del Perú

326 ANTOLOGIA Sucre elogia el patriotismo de los camanejos A fin de Julio [de 1823] desembarcó dicho ejército auxiliar, como se ha indicado falto de un todo, y con más de 300 hombres viruelientos. No poseíamos más que la línea de la costa. Fue indispensable que de allí se sacase movilidad y recursos para mantener el ejército en su tránsito para Arequipa; que estaba ocupada por los enemigos, como auxiliar a la escuadra, poniéndole víveres para en caso de un reembar– que, ·corrio sucedió, no menos que para atender a un hospital tan nu– meroso, citado en un punto desierto. Asombró al Sr. general Sucre la prestación de esos generosos como desinteres:;tdos habitantes. iOh pa– triotismo! Desde Arequipa con fecha 17 de setiembre me dice de oficio: QUE LOS SERVICIOS PRESTADOS AL EJERCITO DE SU MANDO POR LOS PUEBLOS DE LA PROVINCIA DE CAMANA PODRIAN PRE– SENTARSE POR MODELO, A LOS QUE SE INTERESAN POR LA LI– BERTAD DEL CONTINENTE. Son expresiones muy remarcables para un jefe nada pródigo con los peruanos. Se las merecí, y son sus literales palabras cuyo contenido transcribí a la municipalidad de aquella vi– lla, para que en su archivo conservase un monumento, digno de re– cordarse como recompensa de tantos y tan ·grandes servicios que se prestaron con una prontitud como desprendimiento admirables. [ ... ] Juan Agustín Lira, obra citada, págs. 26-27. Los Cabañas, patriotas chorrillanos Otro hecho que los chorrillanos deben tener presente, como lec– ciór, , es lo que hizo su paisano el ancip,no pescador chorrillano Pedro Cabañas . Este, que tenía un hijo José Manuel y un sobrino Manuel, Cabañas ambos, y otro chorrillano Antonio Ramos, estaban pescando el 19 de diciembre de 1824, entre Chorrillos y el Callao, por el lado de La Horadada . Buscaban la pesca d_e ayanques. Estaban en esta operación, cuando a todo remo se les acerca– ron varios botes armados de Rodil, y entre ellos la falúa más veloz, que era la famosa de regatas, de la Capitanía del Puerto del Callao, y los apresó después de una larga regata, en que los chorrillanos casi se escapan . Todos fueron llevados a presencia de Rodil. Este cruel jefe, ordenó la más severa investigación para tratar de descubrir si los chorrillanos estaban cerca del Callao para espiar la Bahía. Rodil nada sacó en limpio, y, entonces, ordenó qµe los tres jóvenes chorri– llanos fuesen enrolados de soldados suyos . El pobre anciano, Pedro Cabañas, como no pudo ser soldado, fue mantenido con cadena en los diversos trabajos de la plaza, hasta que el 7 de enero del año siguiente, 1825, fingiéndose morir, consi– guió por caridad y el cariño que a él había tomado el ayudante de Rodil, capitán Pedro Basalduce, que le dejase ir a curarse esa in– disposición en el Hospital de Bellavista, pero siempre bajo el cuida– do de las avanzadas realistas .

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