Antología de la Independencia del Perú
ANTOLOGIA 329 La organización y la acción de las guerrillas estuvieron sujetas a una serie de condiciones que le dieron una fisonomía especial. Su existencia se debió, dentro el aspecto táctico, a razones defensivas Y a las especiales características del medio físico. Dentro del primer as– pecto, los pueblos indefensos y víctimas a menudo de la ira realista, precisaban de una fuerza capaz 'de contener sus arbitrariedades; y en lo que toca al segundo, allí donde el territorio presenta una topogra– fía accidentada, que dificulta las operaciones ·del ejército regular, se hacía necesaria la intervención de esa arma, que por el número li– mitado de sus componentes, y el conocimiento del medio, les permi– tía librar acciones sorpresivas contra el enemigo. Al lado de este fac– tor, de índole netamente militar, destaca el de orden cívico. Ya no fue sólo la necesidad defensiva, aludida líneas arriba, la que ·nevó a los pueblos a disciplinar fuerzas, sino el móvil patriótico generado gra– cias a la propaganda libertaria realizada por el General Alvarez de Arenales durante su primera expedición a la sierra central. Esta in– quietud se reflejó en las proclamas, notas, o en la permanente vincu– lación que existió entre los guerrilleros y miembros del comando pa– triota, a través de publicaciones privadas u oficiales. Si en principio la acción de los guerrilleros se concretó a ope– raciones bélicas de rutina, que luego de salir de sus acantonamientos del valle del Mantaro, incursionaron hacia Reyes y Paseo en procura de abastecimientos, cobró volumen al iniciarse la campaña de Junín, ya que se intensificó el servicio de espionaje y se puso mayor empeño en la protección de víveres y forrajes, almacenados a lo largo de la ruta que debía seguir el Ejército Unido Libertador, desde el Callejón de Huaylas, hasta Huánuco, Cerro de Paseo y Junín, para lo que con– tó con la valiosa ayuda de la población civil de la zona. Estas funciones, que podríamos llamarlas positivas, se vieron, empero, empañadas por una serie de sucesos negativos, que restaron eficacia a su meritísima y noble misión. El antagonismo entre al– gunos jefes de partidas, por razones de raza, lugar de origen, o deseos de prepotencia política y militar; los manejos dolosos de algunos de aquéllos; la propaganda adversa del clero realista; los vaivenes de la política interna, sobre todo los relativos al período bolivariano, crea– ron no poca desorientación entre esos modestos combatientes; que al fin dejaron de lado menudas divergencias para consagrarse a la causa libertaria [ ... J Raúl Rivera Serna, Los guerrilleros del Centro en la emancipación pe– ruana (Lima, 1958), págs. 5-7. Organización de las guerrillas Fue el supano Francisco de Vidal, el primer organizador de las guerrillas; lo corroboran los encuentros iniciales que tuvo con el ene– migo en Huaura y Supe, a poco tiempo de su incorporación en los efectivos de la escuadra libertadora, comandada por Lord Cochrane; y los ulteriores choques que tuvo con el enemigo en Santa, a su re-
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