Antología de la Independencia del Perú

ANTOLOGIA 331 gó a Vidal a rebasar el río Obrajillo y ascender al pueblo de San Bue– naventura, donde se consumó la derrota realista. En medio de la refrie– ga fue herido Ricafort en una pierna; esta circunstancia le impidió fus– tigar la retaguardia de Vidal, quien luego de alcanzar las alturas de Canta se dirigió al pueblo de Huamantanga. Ricafort, libre de la OJ?OSi– ción del guerrillero supano, tuvo franco el camino a la capital la que ocupó al mando de sus fuerzas, haciendo su entrada en una camilla. "Ricafort quedó herido -apunta Mariátegui- y lo vió todo Lima en– trar en una camilla y hospedarse en la Casa de la Moneda" (4) . Dispuesto el asedio de Lima por el Comando del Ejército Liber– tador. Vidal y otros guerrilleros, entre ellos Ninavilca y Huavique, reci– bieron órdenes de Villar, que ejercía la funciones de Comandante Ge– neral de las Guerrillas de la Sierra, para estacionarse a inmediaciones de la capital a fin de cortar los medios de comunicación de los realistas establecidos en ella, con los que ocupaban el Sur y evitar al mismo tiempo el suministro de víveres a los sitiados. Vídal, en cumplimiento de la orden, abandonó Huamantanga y ocupó Huampaní, punto situa– do entre Chosica y Lima, y derrotó a un destacamento realista, que días antes había dispersado algunas partidas patriotas. Sus efectivos, a.sí como las de los guerrilleros arriba citados, más los de Quirós, estable– cieron un estricto control en los pasos que conducen de la _sierra hacia la costa, principalmente en los de Canta y San Mateo, que con el apoyo . de la escuadra comandada por Cochrane, y el del grueso del Ejército Li– bertador, hizo insostenible la situación de los realistas, obligando a La Serna a abandonar la capital el 6 de julio de 1821, luego de dejar el go– bierno de ella ·en manos del Marqués de Montemira. Pero las fuerzas del Virrey no se retiraron libremente, pues hos– tilizadas continuamente por las guerrillas comandadas por Villar, cuya accion ofensiva se vió facilitada por las especiales condiciones del terre– no, preñado de estrechas gargantas, quebradas y elevados cerros. Estos ataques impidieron al Virrey seguir por la ruta de Huarochirí y Cañete, como había sido originalmente su proyecto, y lo hizo por Topará (5) . Pero este cambio de ruta tampoco lo favoreció, pues se vio atacado por las partidas comandadas por Vidal, más algunos efectivos regulares ba– jo las órdenes de Necochea, que acosaron su retaguardia hasta Bujama, punto donde se quedó éste. Febres Cordero que lo reemplazó, unido a Vidal continuó en las labores de persecución. Completando la acc_ión de los guerrilleros que perseguían a La Serna y sus fuerzas, fueron apostadas varias partidas en Coayllo, para impedir un ataque desde Ornas hasta Lunahuaná. Esta acción con– junta desmoralizó a las fuerzas realistas, en cuyas filas cundió la de– serción, situación esta que se agravó a raíz de la sorpresa infligida por las fuerzas de Juan Evangelista Vivas en las alturas de Tauri– pampa el 16 de julio. Vidal, que había seguido la misma ruta de Vivas, pero por la quebrada de Pocoto, picó la retaguardia enemiga y llegó la tarde de aquel día, ya finalizado el encuentro, para ·presen– ciar sólo la inmolación de 500 enfermos, encerrados en el templo por (4) Mariátegui-Polo "Dos controversias históricas", p. 39. (5) Gutiérrez de Quintanilla, Emilio. "Ojeada y comentarios sobre la Historia Militar del Perú, escrita por el Tnte. Crnel. Carlos Dellepiane-''. En : Rev. del Museo Nacional, t . II. N<:> 3, p. 189.

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