Antología de la Independencia del Perú

A N TOLO G I A _ 29 nio Parada, en 6 de Octubre de 1771" (8). Escogió Gorrichátegui' co– mo sec: 1 etario a su discípulo Baquíjano, que tenía entonces más de vein– te años y no menos de "dieciocho" como equivocadamente cuenta Val– divieso (9). En calidad de secretario del obispo, tomó alguna ,parte en el sex– to concilio provincial de Lima, en 1772, al cual asistió Gorrich~tegui re– cién consagrado. Dice Calatayud: "Suscitada en el concilio una de– licada controversia, al tercer día me remitió (Baquíjanp) dos grandes cuadernos de apuntes y citas, capaces de hacer honor al más enveje- .cido en los estudios" (10) . A fines de 1772 pasó Baquíjano al Cuzco, acompañando a Gorri– chátegui; pero poco tiempo permaneció en la secretaría. Por Febrero de 1773 lo encontramos en Lima, organizando el infarme de filiación para pasar a España. Decidido ya a abandonar la carrera eclesiástica, a la cual parecía llevarlo la índole de sus estudios, se dirigió a Europa en el mismo año de 1773. Se reputaba entonces como complemento indispensable de la educación el viaje a España. All~ satisfizo probable– mente su natural generosidad y sus ostentosos gustos de noble criollo, porque en una escritura pública otorgar.da por la condesa viuda de Vis– taflorida en 1782 ante el escribano Valentín Torres Preciado leemos la siguiente declaración: "Y mi hijo don José Baquíjano y Carrillo, ha– biendo pasado a España de mi orden y consentimiento, en el viaje que hizo, consumió más del importe de su legítima y legado, por haberse portado con la decencia y e·splendor que demandan su nacimiento y las facultades de sus padres". T~Il buena fama conquistó Baquíj ano en Madrid, que se le ofreció colocarlo en las audiencias de Barcelona y Valencia o en las de Charcas o Quito.Pero él no quiso nunca emplearse en otra audiencia que no fuera la de Lima, y aunque el gobierno español concedía a veces a los criollos plazas togadas en las mismas provincias de que eran naturales, no lo ha– cía sin dificultad y repugnancia: se imaginaba que el hecho de ser com– patriotas en las colonias los gobernantes y los gobernados, constituía un peligro para la dominación de la metrópoli. Por esta circunstancia, Baquíjano tuvo que volver al Perú sin haber conseguido empleo algu– no en propiedad. I I I 1 No hemos podido averiguar la fecha exacta en que regresó de Es– paña. En Abril de 1780 era protector interino de los naturales ante la Audiencia de . Lima-, fiscal interino del crimen en la misma y regente de la cátedra de Instituta en San Marcos. Consta en el libro XIV de claustros, existente hoy en la biblioteca de la Universidad, que por su– perior decreto se le nombró en 1780 catedrático de Vísperas de Leyes "en virtud de hallarse embarazado para las oposiciones por el puesto de fiscal interino; pero con el preciso cargo de que había de acompañar en su enseñanza la del derecho patrio, advirtiendo a sus discípulos la discon– formidad entre las leyes españoles y las romanas, conforme al nuevo plan de estudios meditado con arreglo a lo dispuesto en las universidades de Salamanca y Alcalá". (8) Mendiburu, Diccionario histórico-biográfico, T. IV pág. 164. (9) Valdivieso, Elogio citado. (10) Calatayud, Elogio citado~

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