Antología de la Independencia del Perú
506 ANTOLOGIA término de sacrificar su fortuna y su existencia. Lo demás es pura– mente accidental. Y si la historia de las transformaciones políticas nos manifiesta influencias de otro género, también sabemos que su po– der ha sido efímero, y que Estado que no se fundó desde el principio en la voluntad, contento y aprobación de los pueblos, por más esfuer– zos que haga, nunca jamás podrá constituirse. Teatro de especula– ciones rastreras, y agitado siempre por partidos, no es posible reúna ya la voluntad general, ni que, por consiguiente, fije las bases de una administración permanente; porque los pueblos una vez desengaña– dos, no vuelven a andar el mismo camino. Mientras que, por el con– trario, advertimos que los afortunados países, en donde se ha con– centrado el espíritu de la independencia con el de la libertad bajo las garantías de la representación popular, muy poco han tardado en ver consumada la obra de su emancipación, y muy breve se ha con– solidado en ellos su régimen administrativo. Efectivamente, entretanto no se afirmen las leyes fundamen– tales, todo es precipitación y movimiento en un Estado; más claro, se vive en una especie de anarquía más o menos pronunciada; por– que es condición indispensable del orden reconocer ciertos principios fijos de que parta la regularidad en todas las acciones y la precisión de límites en el ejercicio de la autoridad y de los derechos civiles. Tal es la actitud en que debió quedar el Perú al tiempo de su cambiamiento, y tal la exigencia de una ley fundamental; lo que bien conocido por el Gobierno Provisorio, juzgó necesaria la reunión del Congreso, a cuya sabiduría cumple establecer las reglas convenientes para afianzar la existencia política de los pueblos que representa. Entretanto, señor, la comisión pasa a hacer un breve análisis de su proyecto . No siendo la Constitución de un país otra cosa que el con– junto de las leyes primarias que determinan su forma de gobierno, se- · gún los principios del pacto ·social, y de la conveniencia pública, no deberan entrar en su plan otras disposiciones que las que llenen ade– cuadamente este objeto; de manera que la organización de esta acta haya de girar bajo tal orden, que c-onsignándose en ella los derechos, obligaciones y facultades respectivas de los ciudadanos y funciona– rios del poder nacional, se distribuyan en tantas secciones cuantas naturalmente resultaren. Así que la comisión empieza formando la Nación, o lo que es lo mismo organizando sus primeros elementos. Y supuesta la aptitud na– cional, nada más oportuno que determinar el Gobierno en todas sus relaciones y dependencias, pasando últimamente a prefijar los me– dios necesarios a su estabilidad, pues que sin ésta, las leyes funda– mentales no excederían la esfera de puras teorías. Está, pues 1 redu– cida toda la Constitución a tres puntos capitales, que observadas la naturaleza del objeto y la sencillez de las ideas, componen otras tan– tas partes o secciones, a saber: primera, de la Nación; segunda, del Gobierno; tercera, de los medios de conservarlo; dando origen cada una de ellas a los capítulos necesarios, y éstos a sus respectivos artículos. La Nación peruana, que importa tanto como tod_os los peruanos reunidos en una sola familia, y que, por expresa voluntad, se han separado de la dominación española, está difundida por circur:istan-
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