Antología de la Independencia del Perú

542 AN TOLO G IA No fueron comprometidas la infantería del enemigo ni la nues– tra. 330 hombres de nuestra caballería se hallaban en la retaguardia y consecuentemente "hors de combat" (fuera de combate). Canterac se ha retirado a Huancayo. No se sabe si parará allí. Le seguiremos mañana. Me siento inclinado a criticar, pero sería imprudente. El general Necochea fue herido gravemente; en consecuencia, tuve que hacerme cargo de la caballería del Ejército Libertador Unido. Como toda mi atención se halla concentrada en esta nueva ocupación, ha cesado de hecho mi comando adicional de la DIVISION DE GUERRI– LLAS (1,500 hombres) . El Libertador y los generales Santa Cruz y Gamarra, con sus estados mayores, sin pasar el desfiladero, formaron cerca de una es– pecie de llano pantanoso por un lado y colinas por el otro, presencian– do la huída de nuestras tropas en la embestida y se retiraron rápida– mente hacia donde había tomado posición la infantería, una legua en la retaguardia. Ellos creyeron, en- cierto momento, que todo estaba perdido. El primer aviso que tuvo el general Bolívar, fue un. infor– me que escribí a lápiz, acerca de nuestro triunfo. Ha sido éste un su– ceso, en conjunto lo más extraordinario. Al principio estábamos com– pletamente derrotados por el enemigo y si Canterac hubiera hecho avanzar a su infantería (como debió hacer), nuestro ejército proba– blemente habría dejado de existir. Pero, el ardiente coraje de los patriotas, tropa y oficiales en general, salvaron el día. Yo estaba extraordinariamente bien montado, quizás el mejor en el campo de batalla. Debido a ello, estaba capacitado, sin gran riesgo en realidad para poder mezclarme con el enemigo, cuando esto habría significado la muerte segura para el que montara un caballo común. Aquí como en Arequipa, en donde fui vencido en 1823, algunos de los soldados españoles me reconocieron, llamándome por mi nombre. 10 de agosto. La derrota del enemigo ha sido más decisiva de lo que creíamos. Su ejército se repliega en el mayor de los desórde– nes. Han sido traídos al campo 48 PASADOS, con sus armas y equi– pos. Sabemos que cientos de -·ellos han huído hacia las montañas, en donde tenemos doscientos o trescientos guerrilleros, los cuales han comenzado las operaciones sobre el -ala izquierda de Canterac. ¡Ro– guemos porque los realistas se paren y combatan! Nuestra caballería sola, 1,200 excelentes y bien equipados hombres, podrían resolver para siempre la Independencia de Sud América. Estoy encantado con mi comando. Mis soldados son entusiastas en extremo y sus jefes y ofi– ciales harían honor a una nación europea. Jamás hubo un ejército en Sud América más respetable y bien organizado como el que tene– mos actualmente y confío que esta sea la última y más gloriosa cam– paña emprendida desde que estuvimos comprometidos en la causa. Acabo de regresar de una comida con el Libertador. S. E. está de alto espíritu y con buena salud. Nuestra infantería marchó esta mañana y en la madrugada de mañana le seguirá la caballería. To– dos estaremos en Jauja mañana a las primeras horas de la noche. Desde mi llegada al Cerro (escrito en el mapa) no ha pasado un día sin que haya montado de 10 a 20 leguas, casi siempre a poca$

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