Antología de la Independencia del Perú
544 AN TOLOGI A en columna cerrada con los Oficiales y sargentos a los extremos, por– que el que se separaba con cualquier pretexto no volvía a reunirse jamás. Esta situación tan crítica y que tanto influyó en la batalla de Ayacucho, era la causa de que hubiera que hacer dos o tres viaj,es por leña y agua, porque como el número de soldados de confianza era tan corto y tenían que beber y calentarse todos, no podía dejar de suce– der así, aun cuando los campamentos se estableciesen conveniente– mente. Las privaciones, el cansancio y el disgusto no podían evitar– se en un estado tan apurado; las bajas eran consiguientes y el Ejér– cito se vio reducido en pocos días a 7,000 hombres de la especie y ca– lidad que queda indicada. El mérito de los Generales, Jefes y Oficia– les y de los pocos individuos de tropa veteranos que buscaban decidi– damente al enemigo, superando tamañas dificultades, no es posible pintarlo. Era necesario que se reuniesen la traición y la cábala más negra para hacer un motivo de acusación de los trabajos y servicios más recomendables. [ ... ] Desde el Cuzco a Huamanga, que era el teatro probable de las operaciones, hay 85 leguas (2) en dirección más corta de Lima; el te– rreno es el más cortado y difícil que hay en todo el Perú; los caminos, aun el de Posta que es el que se llama Real, no son más que unas ve– redas tan escabrosas, que es necesario echar pie a tierra en muchos parajes a pesar de ser prácticas las bestias en que se marcha. El país está atravesado por multitud de torrentes y tres ríos considerables que corren paralelamente de Oeste a Este, y son el Apurímac, el de Aban– cay y el de Pampas, que discurren por barrancos profundos que tienen tres o cuatro leguas de bajada y otras tantas de subida. La pobla– ción es eri su totalidad de indios, excepto las villas de Abancay y de Andahuaylas, en que se encuentran algunos españoles. Los pocos recursos que ofrece esta faja del terreno, estaban apurados por la reciente retirada del Ejército del General Canterac, y 1a invasión sucesiva del de Bolívar, que la ocupaba actualmente. En medio de estas dificultades a que tenían que subordinarse las manio– bras del Virrey, tuvo éste que emprender su campaña con el doble objeto ' de conducir al enemigo por la fuerza de los movimientos a un terreno en que fuese posible venir a las manos, o hacerle abandonar el país en el caso que esto no se lograse. En su consecuencia, el Ejér– cito marchó decididamente sobre el flanco derecho del enemigo, para lo cual tuvo que dar una vuelta de 12 o 14 leguas que verificó partt pasar el Apurímac cerca de su nacimiento en tres brazos distintos. Dado este paso con felicidad, las tropas del Rey se hallaban el 29 de Octubre en Haguira, dueñas del único camino fuera del de Posta que conducía a Huamanga; la línea de operaciones de Bolívar estaba ame– nazada y el Virrey en disposición de poder doblarlo, como lo efectuó, proporcionándose al mismo tiempo algunas subsistencias, de que hu– biera totalmente carecido si hubiera marchado de frente y por el ca– mino real que ocupaba el enemigo. Siendo este el secreto de toda la campaña y el principio fundamental que iba a dirigirla, habían de re– sultar por necesidad las situaciones al parecer extrañas, en que se en– contraron diferentes veces los dos Ejércitos. La falta de noticias por la insurrección en que se encontraba el país y la necesidad de seguir nuestras operaciones por el único camino (2) Deben d e se r de las de 8 . 000 va ras, o sea 6 . 687 m etro$,
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx