Antología de la Independencia del Perú

ANTOLOGIA 571 bradas de su flanco, y el señor general Lara, marchando por el centro, aseguraba el suceso. Los cuerpos del señor general Córdova, fatiga– dos del ataque, tuvieron la orden de retirarse y fue sucedido por el se– ñor general Lara, que debfa reunirse en la persecución al señor ~ene– ral La Mar en los altos de Tambo. Nuestros despojos eran ya mas de mil prisioneros, entre ellos 60 jefes y oficiales, 14 piezas de artillería, dos mil quinientos fusiles, muchos otros artículos de guerra, y perse– guidos y cortados los enemigos en todas direcciones; cuando el general Canterac comandante en jefe del ejército español, acompañado del ge– neral La Mar, se me presentó a pedir una capitulación. Aunque la oposición del enemigo podía reducirlo a una entrega discrecional, creí digno de la generosidad americana, conceder algunos honores a los rendidos que vencieron 14 años en el Perú, y 1~ estipulación fue ajus– tada sobre el campo de batalla en los términos ,que verá V. S. por el tratado adjunto; por él, se han entregado todos los restos de~ ejército español, todo el territorio del Perú ocupado por sus armas, todas las guarnicio~es, los parques, almacenes militares, y la plaza del Callao con sus existencias. · Se hallan por consecuencia en este momento .en poder del ejér– cito libertador, los tenientes generales La Serna y Canterac, los ma– riscales Valdés, Carratalá, Monet y Villalobos, los generales de briga– da, Bedoya, Ferraz, Ca~ba, Somocurcio, Cacho, Atero, Landázuri, Vi– gil,Pardo y Tur con 16 coroneles, 68 tenientes coroneles, 184 mayores y oficiales; más de dos mil prisioneros de tropa; inmensa cantidad de fusiles, todas las cajas de guerra, municiones y cuantos elementos mi– litares peseían; mil ochocientos cadáveres y 700 heridos han sido en la batalla de Ayacucho las víctimas de la obstinación y de la. temeri– dad española. Nuestra pérdida es de 370 muertos y 600 heridos, en– tre los primeros, el mayor Duxbury de Rifles, el capitán Urquiola de Húsares de Colombia, los tenientes Oliva, de Granaderos de Colombia, Colmenares y Ramírez de Rifles, Bonilla de Bogotá, Sevilla de Vence– dor, y Prieto y Ramonet de Pichincha; entre los segundos, el bravo co– ronel Silva de Húsares de Colombia, que recibió tres lanzazos cargan– do con extraordinaria audacia a la cabeza de su re~imiento; el coro– nel Luque que al frente del batallón Vencedor, entro a las filas espa– ñolas, el comandante León del batallón Caracas, que con su cuerpo marchó sobre una batería enemiga; el comandante Blanco del 2 de Húsares de Junín, que se distinguió particularmente; el señor coronel Leal contuso, que a la cabeza del Pichincha, no sólo resistió las colum– nas de caballería enemiga, sino que las cargó con su cuerpo; el mayor Torres de Voltígeros, y el mayor Sornoza del Bogotá, cuyos batallones, conducidos por sus comandantes Guas y -Galindo, trabafaron con extraordinaria audacia: los capitanes Jiménez, Caquis, Dorronsoro, Brown, Gil, Córdova y Ureta, los tenientes, Infantes, Silva, Suárez, Va– llarino, Otárola y French; los subtenientes Galindo, Chabur, Rodrí– guez, Malabe, Jerán, _Pérez, Calles, Marquina y Paredes de la 2~ divi– sión de Colombia; los capitanes Landaeta, T1;oyano, Alcalá Dorronso– ro, Granados y Miró; los tenientes Pazaga y Ariscum, y el subteniente Sabino de la 1 ~ división de Colombia; los tenientes Otárola, Suárez, Ornas, Posadas, Miranda y Montoya; los subtenientes Isa y Alvarado de la-división del Perú; los tenientes coroneles Castillo y Geraldino. y tenientes Moreno y Piedrahita del E. M. Estos oficiales son muy dig– nos de una distinción singular.

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