Antología de la Independencia del Perú

ANTOLOGIA 615 la función necesarísima de las vías de comunicación y de la marina mercante. Especial interés ostentan sus monografías sobre la coca, el tabaco y el camino entre ~ima .Y Callao que tienen aspec~os 1:~stórico~, ya en relación con el periodo mea, ya con el de la dommac10n espanola, al lado de otros de carácter especializado, de ciencia pura o de utilidad pú– blica, incluyendo datos estadísticos y descripciones circunstanciadas de realidades entonces contemporáneas. Podría hacerse un estudio sobre Unanue y la historiografía. En su Idea general de los monumentos del antiguo Perú tuvo la intuición del imprescindible valor de la arqueología para el esclarecimiento de nuestro pasado. Si bien se equivocó al creer hallar en el Amazonas el lugar primitivo de la civilización (con lo cual reaccionaba contra el desprecio que algunos autores europeos sentían hacia América) su hi– pótesis acerca de las relaciones antigua.s entre las zonas oceánicas o po- . Iinésicas y los indios ha obtenido sorprendente apoyo e:r;i nuestros días. Hizo el elogio de los Incas, "los legisladores de más nombradía que nos ha transmitido la historia antigua", "aquella nación famosa que, sin los auxilios del egipcio_, el fenicio y el griego, supo establecer leyes sa– bias y sobresalir bajo ciertos aspectos en las artes y las ciencias". Le impresionaron, sobre todo "la justicia, orden y economía" de aquellos tiempos. Condenó los desórdenes y estragos de la conquista; pero cen– suró, asimismo, a los extranjeros "que se empeñan tanto en cubrir de horror a esa época, olvidando el heroísmo y virtudes de algunos hom– bres'' señalando, al mismo tiempo, "las inhumanas devastaciones en los infelices países de Asia y norte de América" consumadas precisamente por quienes aparecían horrorizándose por la obra de España en Amé– rica. Aunque sus elogios a la etapa reformista del Virreinato, iniciada con Taboada y Lemus, implican una crítica al período anterior, tuvo expresiones de admiración para figuras como Pedro de Peralta, Feli– ciano de la Vega, Pérez de Mena.cho, Pinelo y Caviedes. Su nacionalismo fue pacífico y basado en el afán de estudiar, ano– tar y comprender; creador, en el sentido de creador de conocimientos y de conciencia; unido al afán de allegar y de utilizar la mayor cantidad de noticias y de informaciones, es decir no reñido sino consistente con una preocupación universal; interesado en un porvenir mejor y en las proyecciones de tipo social posible en la acción individual, sin desme– dro del respeto ante el pasado. Gran parte de esta obra cultural tuvo lugar, no desde el libro, sino desde el periódico, caracterizándose, aun en este plano, por su ale– jamiento de las violencias, de los rencores, de las envidias que prolife– ran en la vida criolla. Simboliza Unanue, fundamentalmente, la realidad, por algunos desconocida, de que el Perú existe desde antes de la independencia y marca un sentido de continuidad entre las dos épocas; sin que ello im– plique afrenta ni desdoro, sino, antes bien, honra y prestigio. En el Mercurio Peruano el Perú aparece ya en esencia y poten– cia: es visto, estudiado y voceado a través del tiempo como continui– dad, y a través del espacio, como totalidad. Nada más que el Perú, y

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