Antología de la Independencia del Perú

632 ANTOLOGIA te de sus ideas sino al poderoso estimulante de una empresa que Alva– rez Thomas hace suya, desde el 6 de mayo de 1815, en que asume el mando supremo de la llamada posteriormente Argentina. Dos días después de aquello, ya determinaba rumbos para "la reconquista de la Independencia de Chile": envía agentes de espionaje, se propone armar la escuadra, decretará la organización de las milicias cívicas, principiará a enviar elementos militares a Mendoza para la expedi– ción a Chile; y al legalizar la acción corsaria contra España, organiza una expedición naval, al mando de Brown, para que ejercite actos de bloqueo y actividad corsaria en las costas del Pacífico desde el Perú hasta los mares australes. Al encargar al Almirante Brown esta ac– ción, Alvarez Thomas vuelve a redactar una proclama vibrante en tor– no a la independencia chilena como un paso más dentro de la emanci– pación de todos los pueblos sudamericanos . "Como Director Supremo de las Provincias Unidas del Plata" ; pero también como "americano" habla de la "salvación de América" . En Carta a San Martín, fechada el lQ de marzo de 1816, dice textualmente Ignacio Alvarez Thomas: "La reconquista de Chile debe mirarse como un punto esencial a la libertad de América". Pensamiento que servirá a O'Higgins para ex– presar al mismo San Martín que la Independencia del Perú es la ga– rantía de la continuación de una obra que viene realizándose en la parte Sur del Continente Americano . No puede ser así más significa– tiva la presencia y el pensamiento de un peruano, americano como eran todos entonces, que como gobernante argentino realiza los pasos ne– cesarios para que se pueda llevar adelante la gran empresa de la In– dependencia de Chile y el Perú. Es extensa la documentación que gi– ra en torno de la obra de Alvarez Thomas en ese sentido, consolidando una situación y empujando la acción de San Martín hacia el Pacífi– co. Ese mismo soldado y gobernador arequipeño reconoce la voluntad superior del Congreso de Tucumán, que encabeza otro peruano José Darregueyra, y dimite luego ante él, en un gesto de auténtico demó– crata, la Dirección Suprema, para que se forje un Estado Constitu– cional definitivo. Alvarez Thomas será nombrado después Ministro Plenipoten– ciario ante el Gobierno del Perú, en momentos en que se libra las ba– tallas finales de la independencia americana, de Junín y Ayacucho, en 1824 . Y así Alvarez Thomas, el gobernante de las acciones preli– minares para la gran campaña de los Andes del Sur, vendrá a unirse con Bolívar para expresarle la complacencia de las Provincias del Pla– ta por "los altos y distinguidos servicios prestados a la Causa del N,ue– vo Mundo", a más de tratar de establecer una vinculación estrecha entre la Gran Colombia, Perú, Chile y las Provincias Unidas para una mancomunidad americana. En setiembre de 1825 todos estaban acor– des en llevar ese espíritu a la cita de Panamá que habían convocado Bolívar y Sánchez Carrión, desde Lima. Cuando Alvarez Thomas se dirige a La Mar, le habla de paisano; cuando, desterrado por el tirano Rosas, desea volver al Perú, expresa– rá que es nacido en él y que supone que la República Peruana no mi– rará con indiferencia la precaria situación de un compatriota, "que ha gastado la vida en servicio de la independencia a que está ligado su

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