Asuntos militares
I. ANEXO DEL AÑO 1822 25 cha omisión o falta, dijo: Que cuanto pendió de sus alcances y pre– visión puso en ejecución para corresponder a la confianza que hi– zo en su persona para el mando de la división: Que la actividad y vigilancia en el espionaje eran las más activas, acreditándolo con los partes casi diarios que daba al gobierno, y documentos que comprobaban no perdía de vista los movimientos de los enemigos situados en Huamanga, Huancavelica, Huancayo y aun los de las provincias interiores del Perú: Que desde mediados de Marzo indi– có al gobierno los movimientos que hacían los enemigos, y aun a principios de dicho mes patentizó los que amagaba hacer Cante– rac desde Huancayo: Que con fecha 10 a 11 de Marzo se le avisó de Huamanga que sólo había en aquella plaza 1,100 hombres los más reclutas, y sólo 500 de fusil, los que unidos a los pocos de Huancavelica trataban de dirigirse sobre la costa: Que el Coman– dante Molinares situado en la provincia de Cangalla, observando los movimientos del enemigo sobre Huamanga, avisó lo mismo a fines de dicho mes, y con el mayor conocimiento fue encargado de doblar su vigilancia sobre dichos movimientos, poniendo espías so– bre Huamanga, así es que persuadido por cuantos datos fidedig– nos recibía, de que los enemigos que amagaban la costa, no podían llegar a 1,000 hombres, tomó todas las medidas para que las par– tidas que se hallaban sobre la Nasca se replegasen con la mayor precipitación al cuartel general, ordenándosele así al jefe de Esta– do Mayor, y previniéndole no dejar un solo hombre sobre aque– llos puntos, porque era preciso reconcentrar toda aquella fuerza, por si el enemigo se dirigía sobre nosotros: Que desde principio de Abril tuvo noticias de los movimientos del enemigo, mas és– tas siempre conformes en que sólo eran en el número de menos de 1,000 hombres, pues a pesar de tener sobre Huancavelica y Huan– cayo espías de la mayor confianza no recibía el menor aviso de ellos de hacerse movimiento alguno por el ejército de Canterac, así es que el Jueves 4 de Abril, a las diez de la mañana en la que fue avisado por el oficial don Mariano Chávez, destinado al man– do del punto de Guaytará a observar los movimientos del enemi– go, el que debía relevar al Teniente de Granaderos del Perú don Melchor Valle, de que éste se había retirado por haber entrado en aquel pueblo los enemigos, y a poco momento se presentó uno de los soldados, que estaban en el pueblo Ayavi, distante seis le– guas al lado de la sierra de Guaytará, exponiendo que toda la par– tida situada en aquel punto había sido sorprendida, y que él sólo pudo escapar escondido entre unas piedras, desde donde pudo ob– servar la fuerza enemiga, que conceptuaba llegarían a 500 hom:
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