Asuntos militares
!. ANEXO DEL AÑO 1822 27 con las partidas de guerrillas. A las seis de la tarde llegó el escua– drón granaderos a caballo del lado de la Nasca ; en la tarde de es– te día se pusieron oficiales de confianza y muchos vigias sobre al– gunas eminencias inmediatas a la ciudad para que observasen los movimientos del enemigo y diesen prontos avisos. En la dicha tarde mandé un espía de toda confianza a que observase si habían quedado algunos enemigos en los Molinos o habían pasado to– dos al Carmen Alto, donde nos aseguraban se habían situado, el que regresó a las ocho de la noche asegurando no había quedado un solo enemigo y todos se hallaban en dicho Carmen Alto. A pesar de que en dicho día a las doce de él se había replega– do Olavarría, ratificándose en el concepto que había formado del número de enemigos, se presentó un joven vecino de San Juan el que aseguraba que Canterac y Carratalá estaban en el Carmen Al– to y que la fuerza que traían era mucha. En el mismo momento se presentó también otro vecino de los principales de lea, al que concebíamos decidido por nuestra causa, el que nos aseguró ha– ber venido un dependiente fiel suyo a avisarle que desde las seis de la mañana hasta las cinco de la tarde habían estado bajando tropas por el camino de la Saya. Esta noticia y la llegada del Te– niente gobernador de Córdova asegurándonos que el Capitán Mo– linares había sido sorprendido y completamente derrotado, y que la división enemiga que se dirigía por aquel punto, había entra– do en dicho Córdova y aun avanzándose precipitadamente hasta diez leguas distante de lea; me obligaron a reunir de nue– vo, como a las nueve de la noche, a todos los jefes para que se deliberase, y de unánime consentimiento resolvieran lo que conviniere en vista de las noticias seguras que se tenían de la superioridad de las fuerzas enemigas que amagaban aquella ciu– dad por todas partes; resolvieron que convenía que en la hora se hiciese una retirada disimulada con pretexto de salir a cargar al enemigo, sin llevar equipajes, ni más elementos que la artillería y el caudal de la comisaría: Que el comandante de granaderos del Perú ocupase el camino de Saraja único que se dirigía al Carmen Alto para proteger nuestra retirada: todo quedó así acordado y particularmente previne al Jefe de Estado Mayor destacase al mo– mento una partida de caballería de 25 hombres con un oficial de entera satisfacción a que ocupase la hacienda de la Macacona, pun– to por donde debíamos precisamente pasar; me representó ser imposible mandar dicho número por la escasez de caballería, pero que iba a mandar un oficial con ocho o doce hombres a que prac– ticasen esta operación; convine en ello respecto a tener varias
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