Asuntos Militares el Ejército Libertador del Perú

EJJ!lR'CITO LIBERTADOR DEL PERú 407 que el dinero, Tropas y armas que se remitieren de Chile, fuesen quisá los elementos con que el enemigo completase la subyugación del Perú y taives alguna empresa sobre Chile. Es necesario que nuestro Gobierno [Fs. 359 vta.] comienze a girar sus cálculos en el conepo. que Lima es perdida en el momento que se ataque, que todo yace en un caos de desórdenes inconsebibles, y que todo el mundo está tratando de emigrar o para substraerse de la Anarquía o pi.\ _no caer en manos de los enemigos. El Exto. de Chile se halla en un estado imposible de organizarse y aumentarse, pues los Tres Batallones de Infantería no alcanzan a 400 hombres. El nuebo orden de cosas nos ofrese la continuacion del envilesimiento, que no ha tenido más paréntesis que los pocos días desde nuestra llegada de Intermedios baxo la administracion que espiró. El nuebo Gobernante es un Simulacro de autoridad a dis– cresión ··de los hijos de Buenª. 'Ayª. quienes ahora más que nunca se ven árbitros del Gobierno y apur arán hasta donde llegue nuestro sufrimiento 'los medios de anonadarnos. Como el Gral. Sn. Martín tubiese el cuidado de poner a la cabeza de los cuerpos del Perú Gefes Porteños, ha sido muy fáciI a estos después de haber causado las desgracias del Exto. expedicionario, corp.plotarse los que habían en el Exto. del centro y presipitar todas las ruinas y desgracias imaginables sobre este País. Nosotros que hemos estado constantemente a discresión del que ha querido man– darnos, y ellos que han tenido el más vivo interés en que desaparesca hasta el nombre de Chile en la Campaña del Perú. Hemos padecido lo que no es calculable y lo más triste de todo es, que las beneméritas reliquias del Exto. de Chile van a sufrir el último golpe de su des– trucción y a desapareser muy en brebe. No hay un oficial chileno que no esté persuadido de esto, y a quien no sea más odiosa la continuación de esta Campaña que la prición entre los enemigos. A Chile conviene salvar estos preciosos restos, que allí podrán serivir de base a un Exto. briliante, mientras que aquí son unos monumentos de nuestra degradación, y no con– tribuyen sino a poner en ridículo el Pabellón de Chile. Se nos des– pojará de la poca gente que nos queda, nos sitarán por hambre ne– gándonos [Fs. 360] auxilios, y a los que no queremos abandonar la escarapela Tricolor, nos arrojarán ignominiosamente en compensa– ción de los sacrificios de Chile. Estas son las ideas de todq Chileno que sfrve en el Egército. No son los trabajos los que nos inducen a mirar con horror el Ser– vicio, son los insultos y vejaciones que hemos provado, y que de golpe van otra ves a presipitarse sobre nosotros. No tengo tiempo pi.\ ma~ nifestar a VS. el modo tan indigno como ha caído en manos del Ene-

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