Asuntos militares: juntas de guerra (1820-1821)
294 GRAL. EP FELIPE DE LA BARRA rra sin embarazo los auxilios de víveres que necesite para el man– tenimiento de la gente del buque de su mando. No sé quales sean las otras varias cosas de menor importancia que demuestren la fuerte disposición de insultar a la Nación a que Vuestra Señoría pertenece y puedo asegurarle que si ellas han sido de tal trascen· dencia, lejos de haber tomado parte el Gobierno y las autoridades más inmediatas a sus órdenes las hubieran corregido severamente a la menor noticia. Puede ser que avance Vuestra Señoría dema– siado el concepto por su delicadeza, y que le parezca una ofensa de representación pública lo que no pasará de una prevención o desagrado personal en que han sido contribuidos los ánimos por las circunstancias en que se ha presentado Vuestra Señoría, aho· raen ese Puerto.== Es preciso que nos situemos en todos los da– tos que puedan dar margen a estas inspiraciones públicas. Vues– tra Señoría tiene a su bordo la esposa del que manda en. . . (ilegi– ble). . . Gefe las fuerzas navales de Chile y prescinda por ahora de lo que pueda influir este acto en el sistema de neutralidad, la presencia de aquélla por pocos instantes en aptitud de hallarse afli– gida esta rada con el bloqueo, debe causar una odiosidad natural. ¿Cuánto mayor no será al afrontar una tan larga estancia en el fondeadero? Yo me acuerdo que el Capitán Briddle tuvo que sa~ lir en el término de 24 horas de Valparaíso con mecha encendida por llevar a su bordo una señora y unos tres o quatro Individuos Españoles. No todos dan el debido valor a las cosas, y Vuestra Señoría sabe muy bien que sucesos, que en nada influyen, alar– man la opinión por poca apariencia que en sí tengan de contrarios a los intereses que se ventilan, y es difícil contener el torrente de los conceptos particulares. La persona, de que hablo, tiene en uno de los buques del Crucero Enemigo una hermana política según se me ha asegurado; y no sería extraño que el Público crea que emi– gran para aquéllos los víveres y auxilios que se destinan a esa Fra· gata. El Puerto del Callao no se halla en estado de Anarquía por– que tengo recursos suficientes para regir con dignidad, se mane– jan con vigor las riendas del Gobierno que se me han encomenda– do, pero no puedo borrar impresiones a que por desgracia dan lu– gar ciertos accidentes indiscretos; y si contra mis conatos llega– sen a sobrevenir desconfianza y desavenencia recíproca, cierta– mente no seré yo en esta ocasión el responsable. Hasta ahora no he oído la espec. . . (ilegible) . . . que haya hecho señales a los Ene– migos y por consiguiente, mal puedo haberla prestado la menor atención. Tampoco tengo motivo alguno m me halloen-·el caso de contradecir la buena fe del Gobierno Inglés, y aun quando tu-
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