Asuntos militares: juntas de guerra (1820-1821)
26 GRAL. EP FELIPE DE LA BARRA do si se aviniesen con los pacíficos y paternales intenciones de Su Magestad jurando la Constitución política, conforme a lo dispues– to en el Capítulo 10? y en la infausta y sensible hipótesis de que se obstinasen en no prestarse a ningún avenimiento encargo a los Gefes militares el que continúe la guerra disminuyendo en lo po– sible sus estragos conforme a la ilustración del siglo, a los senti– mientos de la humanidad, principios del derecho de gentes y al especial encargo que contiene el Capítulo 9? quedando advertido para su tiempo de lo que se me indica en el 13?; para facilitar el cumplimiento de los deseos de Su Magestad con respecto a los habitantes del Río de la Plata, comunicaré a su Ministro en la Cor– te del Janeyro el Plan que me propongo, encargando de su en– trega a don Félix Blanco exfactor de la Compañía de Filipinas que regresa a la Península con escala en aquel Puerto en el Bergan– tín "Nigtingale" próximo a dar la vela de éste insinuándole que para que nuestros pasos en los puntos cardinales sean acordes y conocidos oportuna y recíprocamente de ambos convendrá el que franquee su recomendación a algún buque neutral que pretenda venir a este puerto con géneros comerciales, como único camino en el día para entendernos. Mi comunicación con los Gefes de aquellos Pueblos no podrá ser tan pronta como lo exige la im– portancia del asunto por la considerable distancia en que se ha– llan, y por ser regular que antes de oír ninguna propuesta mía quieran ponerse de acuerdo los comprendidos en el nuevo sistema federativo instalado en Abril de este año que lo son el Gobierno de Buenos Ayres, el de Santa Fe de Corrientes y el de Entrerríos, después de las muchas oscilaciones militares y políticas en que se han hallado envueltos. Por lo que pertenece al Reino de Chile trataré en derechura con su Gobierno por hallarse actualmente no sólo independiente del de Buenos Ayres, sino también muy mal avenidos entre sí y aún próximo a ser atacado aquel por don José Miguel Carrera antiguo Gobernante protegido por éste, sin que me embarase en este paso el desembarco de que estoy amenaza– do en estas Costas por su General don José de San Martín desde 23 de Febrero de este año activando desde aquella fecha la ins– trucción de la tropa destinada a esta Expedición, y cerrando sus puertos con la policía más celosa y vigilante para que no ignore sus Planes y designios indicados en mucha parte en las cinco Pro– clamas agregadas en el N? 3? que pude recoger en número consi– derable después de la aprehensión de casi todos los Conductores ; y aun que me hallo bien preparado para repeler su agresión an– tes de consentirlo lo convidaré con el ramo de oliva, cuyos triun– fos siempre serán para mi mucho más gloriosos que los laureles
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