Asuntos militares: juntas de guerra (1820-1821)
28 GRAL. EP FELIPE DE LA BARRA testimonio público a estos habitantes extraviados, y al mundo entero de que nuestro Soberano ha hecho por su parte quanto permite su elevada dignidad y decoro para poner término a esta guerra destructora.== Dios, etc. Lima, 11 de Setiembre de 1820.== Joaquín de la Pezuela. - Excelentísimo señor Conde de Casaflores. Por el "Columbio" que salió el 12 de Setiembre. (21) N<:> 387.== AVISA EL ESTADO DE LA GDERRA EN DIVERSOS PUNTOS DEL VIRREINATO, EL DESEMBARCO DE LA EXPE– DICION ENEMIGA DE CHILE A 40 LEGUAS DE LA CAPITAL, Y OTRAS NOTICIAS SOBRE EL ESTADO EN QUE QUEDA AQUEL PAIS.== Excelentísimo señor: Las circunstancias de la Guerra que por tan largo tiempo aflixe estos Dominios han llegado a tomar en el día un aspecto bastante peligroso, y por una serie de com– binaciones inevitables parece que se aproxima el momento en que va a decidirse perentoriamente la suerte de esta América.== Po– sesionados los Rebeldes de costa firme de la Capital del Virrey– nato de Santa Fe han adelantado ya sus conquistas sobre la Pro– vincia de Popayán y amenazan muy cerca a la de Quito. Una Di– visión compuesta de las reliquias que se salvaron de la catástrofe de la expresada Capital de Santa Fe ha sido batida últimamente y obligada a replegarse al punto de Juanambú con el objeto de defender este preciso paso y contener los ulteriores progresos de los Enemigos. Comparadas las fuerzas de éstos con las nuestras y las peculiares disposiciones morales de unas y otras, es muy de recelar que el resultado de las operaciones por aquella parte nos sea desventajoso. Si en consecuencia de un desgraciado acon– tecimiento se pierde el Territorio de Quito, corre riesgos muy in– mediatos la importante Plaza de Guayaquil, y asoma en seguida una invasión poderosa por las fronteras del Norte de este Virrey– nato. Un interés de tamaña importancia para salvar la responsa– bilidad propia no menos que la obligación general de auxiliar la defensa de nuestra Causa aun fuera del Distrito de mi mando, me han impulsado a no omitir sacrificio alguno para enviar cuan– tos copiosos auxilios de armamento y pertrechos me ha pedido el señor Presidente de Quito, y a instancias suyas he dispuesto que marchen algunos Gefes de confianza y aptitudes con un nú– mero competente de Oficiales tanto para encargarse del mando
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