Asuntos militares: juntas de guerra (1820-1821)

JUNTAS DE GUERRA 51 rar por el camino real de Cañete hasta Chincha, extender la co– municaqión hasta donde pueda y ver forma de entablarla con Vuestra Señoría para que mutuamente se auxilien sus operacio– nes. Avísolo a V. S. para su inteligencia y usos convenientes; ad– virtiéndole que en este acto despacho orden muy estrecha al Sub– delegado de Castro Virreyna, no sólo para que esté sujeto a las disposiciones de Vuestra Señoría, sino para que le franquee con diligente exactitud quantos auxilios necesite.== Dios guarde a Vuestra Señoría muchos años. Lima y Septiembre 14 de 1820.== Joaquín de la Pezuela.== Señor Comandante don Manuel Quím– per. (40) OFICIO DEL GENERAL ENEMIGO SAN MARTIN CONTESTAN– DO EL QUE SE LE ESCRIBIO EL 11: MANIFIESTA SUS DE– SEOS DE OIR LAS PROPOSICIONES Qt.JE SE LE HAGAN MAN- DANDO AL EFECTO DOS COMISIONADOS POR MAR. Excelentísimo señor: Nada me es más grato ni más confor~ me a los principios que me han guiado desde que comencé mi vi– da pública, que el tratar siempre de proporcionar .a los pueblos de América la mayor suma de prosperidad con la menor efusión de sangre posible. Después de la Batalla de Chacabuco, y cuando mis armas triunfaron en Maypú ha tenido Vuestra Excelencia lu– gar de observar la consonancia de mis sentimientos en las repe– tidas invitaciones que he tenido la honra de dirigirle para que una transación pacífica conciliase todos los intereses. Vuestra Exce– lencia no podrá desconocer por quién se ha retardado el suspi– rado día de la paz. Mas ya que se abre campo a una inteligen– cia racional, a pesar de que yo había tomado mis medidas para continuar mi plan de operaciones con la celeridad y los recursos suficientes para un éxito favorable, he mandado suspender la marcha de mis tropas luego que recibí la honorable comunicación de U del corriente, en que manifiesta Vuestra Excelencia estar dispuesto a concurrir a la felicidad general ; y, en consecuencia, mis avanzadas no pasarán de Chincha hasta ver el término de la negociación que va a entablarse. ¡Ojalá concordemos en los me– dios de poner fin a esta guerra asoladora, que sin duda alguna no ha sido provocada por los Americanos ! Deseoso pues, de prestar– me a todo lo que conduzca a la conclusión de ella, siempre que no contradiga a los principios que los Gobiernos libres de América se han propuesto por regla invariable, convengo desde luego en es-

RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx