Boletín informativo de la Comisión Nacional del Sesquicentenario de la Independencia del Perú Nº 13
PALABRAS DEL R.P. ARMANDO NIETO VELEZ S.J. EN REPRESENTACIO.N DE LA COMISION NACIONAL DEL· SESQUICENTENARIO DE LA INDEPENDENCIA DEL PERU, EN EL' HOMENAJE DE LA BENEMERITA SOCIEDAD FUNDADORES DE LA INDEPENDENCIA TRIBUTADO EL 4 DE NOVIEMBRE DE 1972 AL CAPITAN DE NAVIO JULIO E. ELIAS MURGUIA He recibido de la Comisión Nacional del Sesquicentenario de la Independencia del Perú el honroso pero triste encargo de traer a esta sesión solemne una palabra de homenaje a quien fue Capitán de Navío Julio J. Elías Murguía, Presidente de esta Benemérita Sociedad y miembro distinguido de la Comisión Nacional. A quienes fuimos sus amigos no se nos borrará de la memoria la imagen del Comandante Elías: su caballerosidad y hombría de bien, su afabilidad y sentido del humor, su modestia y cordial sencillez, que acortaba distancias y ganaba sim– patías. Semana tras semana, en las sesiones de los martes realizadas en esta Sala· que él con generosidad y largueza ponía a disposición nuestra, aprendíamos de él lecciones de honestidad y entrega al deber, de amor y sacrificio por el Perú y sus esencias nacionales. El Comandante Elías deja para la posteridad el ejemplo de su vida dedicada al cultivo de los más nobles sentimientos patrióticos, cristianos y familiares. Ofrendó al país por intermedio de la Comisión Nacional del Sesqui– centenario el caudal de su competencia científica de historiador versado y elo– cuente. Plasmó en cinco volúmenes de la Colección Documental, preparados por él, un testimonio invalorable de su devoción por la historia de nuestra Marina de Guerra y p'or las tradiciones del país. Fue meritísima su labor al frente del Museo Naval del Perú, cuya alma era él. Y nos impresionaba su trabajo y cariño por esta Benemérita Sociedad. De ello éramos testigos de excepción los miembros de la Co– misión Nacional que semanalmente veníamos a reunirnos en esta Casa acogedora. En sus inescrutables designios, Dios lo ha llamado para sí. Su ausencia nos produce honda pena. Al ver vado el sillón que solía ocupar en nuestras reuniones y al no sentir más su voz de amigo leal, experimentamos un profundo dolor que tardará mucho en calmarse. Pero como cristianos nos consuela saber que ha ido a recibir el premio eterno que el Señor concede a los hombres buenos. Señores miembros de la Benemérita Sociedad: la Comisión Nacional del Ses– quicentenario de la Independencia del Perú, al expresar su condolencia por la des– aparición del Capitán de Navío Julio J. Elías Murguía, promete que gu_ardará re– verente su recuerdo. 79
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