Boletín informativo de la Comisión Nacional del Sesquicentenario de la Independencia del Perú Nº 17
A una señal de Auqui, su gente, con certeros disparos de honda, comenzó a dar cuenta de los soldados enemigos. Los que no fueron ultimados a pedradas cayeron prisioneros y luego se les ahorcó o degolló. Sólo unos pocos lograron escapar llevando la noticia de su derrota a Huamanga. Bsta hazaña de Auqui fue ocasión para que las autoridades militares del lu– gar redoblaran sus esfuerzos por capturar al caudillo morochuco vivo o muerto. Púsose precio a su cabeza y de tal suerte, la traición acabaría con él. Tenía Auqui numerosas bestias cerreras que alquilaba para las trillas de grano, dirigiendo per– sonalmente los trabajos. Con tal motivo fue contratado junto con su hijo y nie– tos para trabajar en el fundo Cabra-pata en las cercanías de Huamanga. Sin sospechar la felonía de la que sería víctima y al no haber concluido su tarea en el mismo día en que se lo propuso, quedóse a dormir en el fundo. El traidor, un hombre llamado Quinto, codicioso del dinero que habían ofrecido las autoridades, marchó a la ciudad apenas se retiraron a dormir los morochucos, volviendo con un destacamento de soldados que sorprendió a Basilio Auqui y su familia. De inmediato fueron tomados prisioneros y conducidos al cuartel de Santa Catalina, en Huamanga. Al punto se le instruyó un Jmc10 sumario, siendo condenado a la pena de muerte. La tradición, recogida por Carlos Mendívil, recuerda que Basilio Auqui, luego de escuchar la sentencia, dijo: "Nosotros luchamos por tener lo que tienen las aves, esa libertad de volar en el espacio. ¡No sabemos de traición! ¡Comprendo mi sacrificio! Por eso he ordenado seguir luchando ¡hasta el fin! e internar lejos el ganado que pueda servir a los ejércitos patriotas". La ejecución se llevó a cabo en la Plazuela de Santa Teresa. Antes de ofrecer su pecho a las balas, Auqui pidió se le fusilara a él antes que a los suyos, no ob– teniendo tal gracia. Con estoicismo admirable vio caer a sus nietos y a su hijo. Finalmente rindió también la vida sin que hubiera conseguido hacerle abjurar de su fe en la Patria. Por desdicha no existen testimonios irrefutables de la fecha en que Basilio Auqui y su familia fueron ejecutados. Se cree que esto tuvo lugar el 30 de noviembre de 1821. 323
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