Boletín informativo de la Comisión Nacional del Sesquicentenario de la Independencia del Perú Nº 19

su gloria las hazañas de San Lorenzo, Carabobo y Boyacá; de Chacabuco Y Mai– pú; de Riobamba, de Pichincha y de Junín; y las acciones legendarias de las es– cuadras libertadoras en aguas del Pacífico. Concluida ejemplarmente la legendaria jornada de Junín, Simón Bolívar el genio militar y político que concibió la estrategia general de las operaciones con· fía la conducción militar del Ejército Libertador al Mariscal de Ayacucho An– tonio José de Sucre iniciándose así la etapa crucial de la campaña emancipado– ra. Con extraordinaria lucidez Sucre comprende que la superioridad del ejército realista requería ser compensada con la elección de un teatro final de opera– ciones que fuera favorable al ejército patriota y pone en ejecución una admi– rable retirada estratégica destinada a conducir a las tropas realistas al escena– rio que él considerara apropiado para el enfrentamiento definitorio . Durante el proceso de repiiegue se produjo, el 3 de Diciembre, el encuentro de Colpahuayco o Matará, que gracias a la gallardía y valor de los · Generales Lara y =Miller, permitió concluir- con éxito el plan trazado por Sucre y condu– cir a las huestes españolas a las pampas gloriosas de La Quinua. Aquí, en este intocado escenario, hoy hace ciento cincuenta años, frente a frente se alinearon las divisiones patriotas bajo el mando de Sucre, con La Mar, Gamarra, Miller, Córdova, Lara y Castilla, y las realistas de Valdés, Monet, Vi– llalobos y Canterac, comandados por La Serna, el último Virrey del Perú y Amé– rica. A las nueve de la mañana se inició el choque que habría de prolong~rse varias horas. La Mar con sus tropas y la Legión Peruana resistió el violento ata– que de la División Valdés a la vez que al grito de "Armas a discreción; Paso de Vencedores", la División Córdova arrollaba a la división realista atacante, apoyados por la caballería patriota que comandaba Miller, quien también batía las sucesivas cargas de la caballería española que descendían del Condorcunca. El resultado de estos hechos; confundidos en un horizonte de pólvora y metralla determinó que la victoria se inclinara_~n favor de nuestros ejércitos. Indudablemente, el triunfo respondió a la concepción estratégica ·de Bolívar, al esfuerzo del Perú en el equipamiento y mantenimiento del ejércit_o y al genio táctico de Sucre para emplear sus fuerzas y el terreno. El Ejército Unido ocu– pó primero la Pampa de La Quinua cerca de las mismas faldas del Condorcuhca, lo que obligó a las tropas realistas a largas maniobras de ubicación e impidió su despliegue ofensivo al hacer imposible la formación masiva de todos sus cuer– pos en el llano al momento de la Batalla'. Esto permitió a Sucre atacar s].lcesi– vamente a medida que descendían, a la vez que facilitaba el avance hacia las al– turas de algunos de sus efectivos, para conquistar las posiciones enemigas que fueron poco a poco abandonadas, -hasta el desastre final, la captura del Virrey con sus principales oficiales y la Capitulación. Con mucha propiedad al término del combate, Sucre remitió al Libertador un parte, que concluye con las siguientes palabras: "La Campaña del Perú está 13

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