Conspiraciones y rebeliones en el siglo XIX: la revolución de Huánuco, Panatahuas y Huamalíes de 1812

LA REVOLUCióN DE HUANUCO DE 1812 5 ánimo de ofender a nadie si unicamente con el de salbar la vida por no dejar mi infeliz familia expuesta a miseria de la mendicidad; y caminamos hasta el Pueblo de Lata (sic) andonde me. escondí por que no me mataran y por no ser espectador de los robos y muertos que allí egecutaron dichos yndios alsados. Bastantes diligencias hise por todo el (ilegible) para ocultarme de la multitud de los insurgentes pero todo fue en bano porque su ferocidad parece que tenía fijada la vista en mi para entorpecer mis ideas, y no dejarme separar; Esto es notorio así como el de no haber echo daño a persona alguna. No puedo dar prueba mas relebante de mi inocencia que la de haber mandado a mi hijo Sebastián Usuriaga acompañase al Señor Subdelegado y lo custodiase, y defensidese en todo trance como en efecto lo ejecutó desde Ripas a Llacta y desde allí hasta dejarlo en salbamiento fuera de los peligros que le rodearon en el Pueblo y en un hombre que se ha dedicado con tanta fidelidad /. 446 v acia su juez, no puede caber delito personal ni asomos de delinquente, en cuya atención y en la de ser un pobre infelis cargado de familia pues me allo con diez hijos sin tener otro arbitrio para mantenerlos que mi trabajo personal. (Al margen) A Usted pido y suplico que abiéndome por presentado se digne compadecerse de mis padecimientos y los de mi triste familia ex– puesta a las miserias de la mendicidad libertándome de la prisión en que me allo que es de justicia que espero alcanzar del piadoso corasón de Ust.ed. Pablo Uzuriaga (Rubricado) . (Al margen) Pachas y Mayo 6 de 1812. Por presentado pase este recurso a el Protector para que unido a sus anteceedntes obre las efectos de pieda (sic ) que se lo sitan. Mais y Arcas (Rubricado). Testigo: Bernardo Egoavil (Rubr icado ). (Al margen ) Pachas y Mayo 6 de 812. Haviendo reconocido los Autos de la insurrección allo que no resulta a Pablo Usuriaga otro cargo que el de haberse acompañado con los alzados. El protector es testigo ocular de los buenos oficios que practicó a fabor de la justicia en tiempos tan críticos como estos ;

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