Conspiraciones y rebeliones en el siglo XIX: la revolución de Huánuco, Panatahuas y Huamalíes de 1812

LA REVOLUCióN DE HUANUCO DE 1812 731 sen Marido y Mugér, y no unos públicos escandalosos por el ílicito tratto en que han vivido por muchos años. Asi tienen la audacia de presentarse descaradamente ante Vuestra Alteza y procurar desviar de su Superior conocimiento lo principal de la causa al pretexto del reintegro de unas imaginarias especies de que quieren hacer respon– sable á mi parte, infiriéndole en esto una nueba injuria que bulnera su honor, y que desde áhora protexta vindicarse solicitando el cas– tigo de tan iniquos impostores. Le és sumamente sencible que s·e le intente manchar el honor con que nació, y que siempre há procurado mantener en la mayor pure– za por medio de su arreglada conducta. Es bien conosido en este Reyno y aun en toda la Europa su distinguido origen y prosapia por los grandes distinguidos servicios que hizo a la Monarquia, y aún á todo el mundo su benemérito Padre el Excelentísimo Seño:r;- D0n An-. tonio Ulloa Teniente General de los Reales Exercitos. También lo es la educación que le dió en los, principales col 1 egios de la Corte de Ma– drid / . 13 3v antes de ponerlo en el Real Servicio de Reales Guardias Españolas donde llegó a ser Alferes. En estos Estados, los principa– les caracteres que se imprimen á la j ubentud son los del honor y de la justicia. Posehido de ellos mi parte jamás se ha desviado ni en un punto de la conducta que influyen, y há visto con órror todo lo que á ellos se les puede óponer. El interés de las riquezas, no ha corrompido su corazón, ni aún lo ha tocado el deceo de adquirirlos por los medios injustos y torsidos, lo que solo és propio de almas ba– jas y sin ·educación. Bastantes pruebas de esto ha dado en el corto tiempo de diez meses que fue el único que pudo aguantar en el ser– vicio de la Subdelegación, donde varios sugetos l.e llebaron obsequios mui considerables de plata y oro que no quizo admitir, ni nunca ad– mitió debolviendo algunos de ellos que se le hicieron por terceras personas quando descubrió y supo quienes eran los que lo hacian. Encontró ·en el Partido la costumbre ó entable de que sus anteceso– res exigían en razon de derechos de actuación quatro pesos quatro reales por cada providencia en asuntos de Españoles, y diez y ocho reales en los de Yndias, y pareciendo excesibos no los quiso percibir, sin embargo de las persuaciones que todos le hasian apoyados en la costumbre, y es que en el día era el único provento de los subde– legados pues no tenían renta y estaba extinguido el Tributo. Se su– getó en todo á lo justo y arreglado, y mas bien gastó de su patri– monio para subsistir, que el tomár cosa alguna de lo mucho que se le presentaba quando conosia que no venía por el camino derecho de la justicia. Por eso y por libertarse del riesgo de manchar / . 134 su conciencia y honor, á que tal vez la podría induzír la falta de pro-

RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx