Conspiraciones y rebeliones en el siglo XIX: la revolución de Huánuco, Panatahuas y Huamalíes de 1812

94 ELLA DUNBAR '.l'EMPLE no de ·su Comandancia, como equivocadamente se dice en ella. - Dios guarde a V. E. muchos años. Ceuta 8 de julio de 1814. - Fray Marcos Duran Martel. (Rubricado) Excmo. Se~or. don Pedro de Macanaz". 8Q-La siguiente representación de Fray Marcos Duran Marte!: "Señor. - Fray Marcos Marte!, presbítero, religioso profeso del Orden de San Agustín, en el Partido de Huánuco, perteneciente al Virreinato de Lima, de donde es natural, puesto a los Reales Pies de Vuestra Maj_estad dice: Que se halla en este presidio de Ceuta, con el motivo de haberle condenado la Audiencia de aquel distrito a ser– vir por diez años en un hospital de la Península y a no volver a aquellos Reinos. Esta fué una de las clausulas de la sentencia pro– nunciada en aquel Tribunal contra varios individuos que aspiraban a un Gobierno que mejor conservase los derechos de Vuestra Ma-– jestad durante su ausencia y cautiverio y los gravísimos fundamen– tos que. tenían para desconfiar de los que aparecían en estos Reinos. Y de. los Virreyes, Ministros y Gobernadores dependientes de ellos. Desde que aquellos países entendieron el peligro que corrían de ser presa del intruso, menos por la fuerza del tirano que por intriga de los emisarios y agentes españoles que, preocupados con la idea de la preponderancia de sus armas y de la entera conquista de la Penín– sula querían fuese esta misma la suerte de la América, trataron de tomar medidas de precaución y seguridad". "Ninguna les pareció más oportuna que la de erigir a Vuestro Real nombre, Juntas como las elegidas en estos Reinos; pero, por una inconsecuencia de principios; lo que aquí se proclamaba como demos– tración de patriotismo, allá se miraba como crimen de rebelión, y, bajo.' este concepto errado, injurioso y contradictorio, eran acusados y perseguidos todos aquellos que, por depravación de corazón sino por los más honrrados sentimientos de amor y fidelidad a Vuestra Real Persona, formaban Juntas semejantes a las penínsulares o preten– dían establecerlas en donde eran tanto más necesarias cuanto que la distancia favorecía al engaño, y el gran sequito del intruso debía im– primirles temores y desconfianzas, sin execeptuar a las mismas au– toridades que, aquí llevaban la voz y nombre de Vuestra Majestad, fundadas tumultuaria y popularmente y destituidas de mandato ex– preso de Vuestra Majestad, que solo aparecían en las actas de la Jun– ta de Asturias, pero esta nunca pretendió dominar en América, ni aun con aquel moderado estilo con que lo hizo la provincia de Sevilla". "Cuando los americanos, a pesar de la vacilación de algunos Je– fes, levantaron el grito contra el usurpador y aclamaron y juraron expontáneamente a Vuestra- Majestad, fueron incitados al reconoci-

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