Conspiraciones y rebeliones en el siglo XIX: la revolución de Huánuco, Panatahuas y Huamalíes de 1812

30 ELLA DUNBAR TEMPLE según el grado de servicios que dejo individualizados: habiendo así mismo cumplido con sus respectivos encargos con puntualidad mi Ayudante de ordenes Don Anacleto Benavides, el Cirujano de Ma– rina. que voluntaria. gratuitmente sirve en la expedición y el Doc– tor Don Pablo Trabitazo que hace de Auditor de Guerra.- El Sar– gento de la primera de Fusileros Juan de Dios Atensio, se introdujo á la bayoneta en un grupo de Insurgentes de los que mató tres, y es digno del premio á que le ha hecho acrehedor esta acción tan atre– vida.- Las escaces del tiempo no me permite de mas individualidad: lo haré más desembarazado: los Insurgentes se han replegado á Huánuco donde me dirijo. Dios guarde la importante vida de Vuexe– lencia muchos años.- Campamento de Quicacau á las ocho de la noche del dies y ocho de marzo de mil ochocientos doce.- Excelentísimo Señor.- José Gonzales de Prada.- Excelentísi– mo Señor Virrey del Perú, Don José Fernando de Abascal. * Docm. N9 19 Huanuco 29 de Marzo de 1812 Don José Gonzales de Prada Intendente de Tarma, al Virrey Abascal. Segundo parte.- Excelentísimo Señor.- Ahora que son las dos de la tarde acabo de posesionarme con las valerosas tropas de mi mando de esta Ciudad desolada de Huánuco, cuyos pocos capitulares y vecinos que habían permanecido durante los tristes acaecimiento tos [sic] ocurridos en ella desde el veintitres del mes último, habían salido en mi encuentro el día anterior á la distancia de dos leguas con el oficio de que acompaño _copia con el número primero. La noticia que en clase de reserváda me comunican los sujetos que lo suscriben, ningun cuidado me impuso y campe á la vista de la ciudad de un modo ventajoso para todo evento, pues la hora ya avanzada no era aparente para hacer la entrada á que me convidaban. He encontrado un esqueleto de población, y los muy contados habitantes que encierra, sorprendidos y como espantados. No fué cierto que los insurgentes se hubiesen atrincherado en Visacava, aunque encontré preparativosl muchos que acreditaban lo pensaron á la entrada de la Ciudad parece\ han huido á sus Pueblos los insurgentes con 'su infame Caudillo el Regidor Castillo. Tomaré nocticias de su verdadera ruta y los per– seguiré.- Este escape y mi entrada á esta arruinada Ciudad sin ':' Cf. Gaceta del Gobierno de Lima. Viernes 3 de Abril de 1812, págs. 144-148.

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