Conspiraciones y rebeliones en el siglo XIX: la revolución de Huánuco, Panatahuas y Huamalíes de 1812

LA REVOLUCióN DE HUANUCO DE 1812 31 necesidad de segunda acción de armas, ha sido una de las resultas de incalculables ventajas para la tranquilidad de estos paises, de la memorable batalla del paso del Puente de Ambo, en que según dis– posición de los mismos enemigos tubieron por imposible, y mas de trescientos muertos, muchos heridos y dispersos, cuyo paradero ig– noran con bastantes armas de fuego y blancas.- El despoblado que ocupaba quando estendí mi primer parte fecha del diez y ocho del que rige: el terrible temporal que sufríamos de lluvias y aun la falta de utencilios de escribir por interesarme sobre todo tomar posesión ventajosa para evitar sospechas, eludir emboscadas, y la dominación de terreno en unas quebradas horrorosas, y en fin la fatiga que to– dos, habíamos tenido sin ahorro de incomodidad, me hicieron caer en algunas faltas que la justicia y el interior comvencimiento de mi conciencia me estrechan imperiosamente á llenar en el presente, para que dado á la noticia pública juntamente que el primero, no queden privados del aplauso y del agradecimiento á que son acrehedores los dignos oficiales y soldados de este Exercito que en la atrevida em– presa de pasar el Puente de Ambo han dado un día de gloria á la Patria, y fijado la suerte de muchos Pueblos.- Dicho Puente cons– truido de solo dos palos únicos que con indecibles esfuerzos pude adquirir de diez y siete y diez y ocho varas de largo fijos sus extre– mos con tres ordenes de canes salientes de las barrancas de una y de otra orilla de quatro á quatro y media varas para suplir la falta del largor de los palos, quedando por consiguiente tan angosto el transito que solo podía pasarse á la despabilida con presición de tocar lo que salía en el pie mismo de la roca cerro elevado que te– nían ocupados los enemigos parapetados del modo que dige en mi citado parte y tener que correr un terreno de más de trescientas varas· desde la salida de la plaza hasta dobla á la llanura de Ayan– cocha dominados del fuego de los enemigos que los hicieron terrible tres quartos de hora, y nos hubieran detenido á no ser el extraor– dinario arrojo que püede decirse temerario de nuestras tropas y va– lerosos oficiales destinados á vencer este tránsito horroroso, y los apoyos que en Junta de Guerra, obtenida la noche antes acordó colo– car en la banda que ocupabainos, individualizó á Vuexelencia sin que me quedase á mis heroicos compañeros otro recurso de minorar el Peligro, á no adoptar el vergonzoso partido de una reiterada, acaso mas expuesta, hubiera inflamado el fuego que ya hacía días se iba manifestando en otros Pueblos, y que no hubiera podido realizar por la virtuosa y nunca bien recomendable resolución que me manifes– taron los oficiales todos que compusieron la Junta de morir antes de incurrir en una falta de descredito de consecuencia funestas para la justa causa.- Entre estos dignos defensores de ella, está compren-

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