Conspiraciones y rebeliones en el siglo XIX: la revolución de Huánuco, Panatahuas y Huamalíes de 1812

LA REVOLUCIÓN DE HUANUCO DE 1812 71 V.E. que este Profesor y Teniente Letrado, es de la actitud más re– comendable que adherido á la justicia en cuantos ductamenes me ha prestado y muy particularmente en los asuntos de gravedad qual exigieron las ocurrencias de insubrrección de los partidos de Huánuco y Panatahuas, ha desplegado el mayor patriotismo, fideli– dad y amor al sosten de los justos derechos del Rey, continuando en aquella capital durante mi ausencia de ella, las providencias de Go– bierno mas . analogas prudentes, y activas cual exigían las críticas circunstancias del día: de suerte que por todo ello, su ilustre naci– miento méritos de sus antepasados conducta y manejo lo considero muy acreedor á que la notaría [sic] piedad de V.E. se digne elevar á los pies del Trono, unos servicios tan importantes é inclinar la de S.M. á la concesión de la gracia que sea de su Soberano agrado, en la carrera de letras que con tanto honor la han seguido y en que es– tá contraído.- Dios guarde la importante vida de V.E.M.A. Huanu– co, veinticuatro de Abril de mil ocho cientos doce.- Excelentisimo Señor.- José Gonzales de Prada.- Excmo. Señor Virrey del Perú don Fernando de Abascal.- Es copia.- Por el Sr. Secretario.– Fernando María Garrido. V De: Centenario de la Primera Revolución de Huánuco por la Inde– pendencia, por José Fermín Herrera. En "El Comercio", Lima, Viernes 23 de Febrero de 1912. "El jefe de obra de la sublevación de Huánuco parece haber sido el padre fray Marcos Martel, religioso del orden de San Agustín, pues sobre las veinte deposiciones de testigos que resultan contra él, y lo que casi todos los reos han declarado, en su confesión y careos contesta: que en virtud de la noticia que le comunicó el lego fray Cayetano González, de que en San Francisco, después de la queda se juntaban 50 europeos para tratar del modo con que acabarían con los huanuqueños y de las armas y pertrechos que tenían, como de la orden que se había librado para arrasar las sementeras de tabacos y otras varias conversaciones sobre el maltrato de los europeos, ve– nida de Casteli, etc., copió los pasquines formados por el padre fray Ignacio Villavicencio del mismo orden; los mandó fijar en varios lugares; concurrió y peroró en las juntas que se hicieron en la huerta de Almendaris y en Puelles para ahuyentar á los europeos, botando al efecto á los reos de la cárcel, á quienes les escribió una carta .de aviso; expidió convocatorias á los pueblos; hizo cañones de maguey

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