Conspiraciones y rebeliones en el siglo XIX: la revolución de Huánuco, Panatahuas y Huamalíes de 1812

LA REVOLUCióN DE HUANUCO DE 1812 85 conduccion á América, y se nos dijo que no pudiendo ir ningun bu– que nacional estaba encargado el consul español para proporcionar uno inglés. Aguardamos el cumplimiento de estas promesas todo el tiempo que bastó para persuadirnos que no se verificarian jamas, y que el decreto de las cortes era un acto de fervor que había pasado para dar lugar á antiguos hábitos y preocupaciones nacionales. En– tonces nos quedaba todavia una dificultad bien grave en tener que pagar la conducion; su precio cualquiera que fuese debía ser superior á nuestro bolsillo: tuvimos que resolvernos á todo, suplicamos á un caballero que nos dió noticia de un buque pronto á partir para Bue– nos-Aires nos recomendase al capitan para que nuestro pasage fuese á un precio soportable: lo concertamos sin ninguna .comodidad, sino la que yo aguardaba de la compasion que excitaba mi edad, mis tra– bajos, y mi situacion. Nos embarcamos el 3 de Julio de 822 estos dias siempre eran funestos por la alteracion que causaban en mi ánimo, y en este fuí acometido de un mal habitual que mis desgracias me habian produ– cido: me abandonaban mis facultades, y mi sensibilidad tal vez por haberme servido solo para percibir males. Los marineros me hu– bieran vuelto á tierra si mi compañero no les hubiera asegurado mi pronta sanidad, y lo pasagero de este accidente. El 3 de agosto nos hicimos á la vela para América del Sud, dejando para siempre á esa España tan cruel como avara, que se habia empapado en lagos de sangre americana para cubrir la Eu– ropa de torrentes de plata y oro y quedarse ella ignorante, pobre y corrompida; á esa España igualmente voraz de la humanidad cuando supersticiosa invocaba la religion y el evangelio para degollar ame– ricanos, que cuando queriendo ser filósofa, y con la igualdad y dere– chos del hombre en sus labios, mandaba ejércitos de tigres á Caracas, y al Perú. A esa España finalmente que en la injusta posesion de este último sostituyendo la ignorancia el despotismo y la servidum– bre á la sabiduría y felicidad en que estaba bajo de sus antiguos Incas, ha privado á la humanidad de conocimientos importantes á la ciencia social (1) •:• y natural (1) ** yo la abandoné, confieso, con ':' [Nota de la obra] (1) Sería preciso un volúmen entero para mos– trar esta verdad en todas sus relaciones. Pero bástenos saber que los europeos han dicho, formemos una sociedad feliz y todos seremos felices, hablo de los mas bien organizados. Los Incas al contrario han dicho: Hagamos á cada in– dividuo feliz de suerte que ninguno pueda sin injusticia desear un mejor estado, por este medio la sociedad será poderosa y feliz. Pregunto, cuales han racioci– nado mejor? Aunque en todo sistéma de legislacion sea preciso ver toda la na– cion en masa es no obstante de esta masa como de todas las fórmulas generales que suponen, ó contienen un gran número de verdades matemáticas. Estas fór-

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