Conspiraciones y rebeliones en el siglo XIX: la revolución de Huánuco, Panatahuas y Huamalíes de 1812

LA REVOLUCiúN DE HUANUCO DE 1812 87 A los 10 dias de navegacion caí en un des~allecimiento que me puso en agonia, .él era producido, por el mareo y porque los alimen– tos de galleta y carne mal cocida no eran susceptibles ni aun de la masticacion que yo podia hacer, y porque estando sobre la cubierta al rigor de las fuertes impresiones que mi edad ya no podia sufrir, el detrimento de mis fuerzas debia ser extraordinario. Hubiera pe– recido seguramente en esta ocasion sin el interes y zelo de mi com– pañero por mi conservacion. Sus instancias las mas vivas consi– guieron del capitan un huevo, con el que me administró un alimento conveniente el único de que mi situacion era capaz y que me resti– tuyó la vida y sin el cual hubiera muerto. Este ejemplo de huma– nidad de mi compañero; ni el espectáculo de un hombre octogenario sobre la cubierta al riesgo de perecer por mil causas que obraban sobre su debilidad no le hicieron al capitan variar de conducta; él continuó manteniéndonos en la misma posicion, jamas nos convidó á acogernos bajo de la cubierta aun cuando lluvias copiosas y frios intolerables caían sobre nosotros: él procuró no obstante mas como– didad á un .perro para quien le hizo una especie de cueva. Mas todo esto fue preciso para poner en accion los sentimientos singulares que prodigaba mi compañero ácia un viejo de quien sabia no podia esperar nada; era muy frecuente en él preferir mi comodidad á la suya, y correr en mi socorro para cubrirme del agua y del frío de– jando mojar entre tanto su. ropa, ó poniéndomela. Todas las fun– ciones de mi tjda estaban tan ayudadas de este hombre singular que si me hubiera faltado su esmero un solo dia yo hubiera perecido: al verlo el capitan obrar con tanta constancia en mi favor preguntó á algunos que venían, que personage era yo, que merecía tanto de mi compañero, y no pudo persuadirse que no hubiese algun motivo de sumo interés_ que produgera esta conducta en un americano, y que un europeo solo la tributa al dinero ó al poder. Al fin de 70 dias de na~egacion ·Y sol~mente por los esfuerzos generosos de la humanidad de D. .Marcos D. Martel que así se llama este mi conservador tutelar, llegué á Buenos-Ayres. Aquí los brazos ·de mis hermanos ya independientes se exten– dieron para estrecharme. Mi compañero D~ Mariano Suvieta, tam– bien confinado á España por haber peleado en la causa de la inde– pendencia y yo fuimos alojados con ternura, amistad é interes por D. Bautista A..sopardo que se halló con nosotros preso en Ceuta por la misma causa. El gobierno despues nos honró, proveyó á nuestra subsistencia y comodidad, y el decreto en que nos señala á mi com– pañero y á mí casa, alimentos y una pension, está dictado por una apreciacion de mi solicitud que nacionalizando mis padecimientos les ha puesto en su término, que es mi llegada aquí, la única corona

RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx