Conspiraciones y rebeliones en el siglo XIX: la revolución de Huánuco, Panatahuas y Huamalíes de 1812

XC ELLA DUNBAR TEMPLE tualmente, confrontar el alza de los precios y su correspondencia con los jomales. Parte considerable de los productos natural.es de esos Partidos encontraban su inmediata salida en los centros urbanos de la misma Intendencia y con las debidas salvedades podría hablarse en ese as– pecto de una economía regional campesina autárquica. En lo referente al giro comercial se percibe una economía de ca– pitales colocados en ·manos de una clase comerciante, pero con la par– ticipación de p.equeños mercaderes e individuos de otros tipos ocupa– cionales, inclusive artesanos. Algunos centros urbanos se distinguen por la particularidad de ser sede de comercio fronterizo muy activo con los indios, y una de las causales de la rebelión de 1812 fu.e, precisamente, como se ha vis– to, el corte de ese tráfico por las autoridades provinciales interesadas. Vida cotidiana.- La documentación de los procesos de Huánuco ofrece las más variadas p,erspectivas sobre el ambiente general de la sociedad de esos Partidos, de marcado tipo de vida rural aldeana · aún en las sedes urbanas. Similar información se contiene en lo re– ferente a la actuación anónima de la masa y sus tipos de reacción co– lectiva, aspecto que no puede soslayarse en los estudios históricos si se quiere lograr un acercamiento a la realidad viva del pasado. Con– viene por ello poner énfasis en la discriminación de los datos de in– terés para la historia social y la vida colectiva derivados de ese in– terminable desfile de personas y sucesos. La vida colectiva de esas Provincias se agrupa de preferencia en las ciudades y, secundariamente en los pueblos, haciendas y estan– cias, pero siempre se advierte el flujo y reflujo constante de los ha– bitantes del interior hacia los grandes centros poblados, en especial la ciudad de Huánuco foco de atracción y de incentivos económicos. No era menor razón para este nomadismo que, como hemos dicho, conformaba una permanente población flotante, el hecho de que la mayoría de los pueblos no pasaban de simples aldeas con vida está– tica y sin alicientes. En la visión dinámica de la ciudad en que cada parte de ella participa en alguna forma en la vida cotidiana, predominan como ejes las calles y los centros públicos, en especial la Plaza Mayor, ele– mento urbano núcleo de reuniones y de toda clase de festejos y so– lemnidades. En la rebelión huanuqueña, esa plaza es el personaje central de los sucesos. Allí se reunieron a toque de campana los ve– cinos llamados a la primera defensa de la ciudad, se vocearon las pro– clamas de los rebeldes y se organizaron las huestes para la jornada de Ambo. Fue también el primer punto de invasión por la indiada,

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