Conspiraciones y rebeliones en el siglo XIX: la revolución de Huánuco, Panatahuas y Huamalíes de 1812

LA REVOLUCIÓN DE HUANUCO DE 1812 XCIII el Diccionario de Alcedo y Herrera, ni en los posteriores de Paz Sol– dán, Stiglich o Tarazona. Las propias relaciones geográficas, entre ellas las del "Mercurio •Peruano" y Cosme Bueno, y los trabajos de valor referencial, como el de Hipólito Ruiz, a menudo no ofrecen luces al respecto. Se trata de nombres geográficos que han desaparecido o cuyas variaciones, de diversc orden, dificultan su actual identifica– ción. Desde este punto de vista, la documentación de esta insurrec– ción es una fuente que bien convendría valorizar. La literatura subversiva.- Los pasquines, proclamas y poesías, a menudo en lenguas vernaculares característicos de todos los mo– vimientos insurgentes en América, tienen una larga filiación histó– rica en los motines y rebeliones precursoras peruanas, alongándose hasta los días de la Emancipación. ·Romances y literatura anónima de ese tipo se propalan, entre otras, en la conjuración de indios de Huarochirí, el año de 1750, en el levantamiento de indios de Arequipa y en el conato cuzqueño de Farfán de los Godos, en 1780. En la rebelión de José Gabriel Túpac Amaru, los pasquines en verso aparecieron en todas partes, Cuzco, Arequipa, Paseo, Lima, y se difundieron al Virreinato rioplaten~e. En la conspiración de Aguilar y Ubalde de 1805 y en la sedición de Huamanga de 1812, eco de la debelada insurrección huanuqueña, con– tinuó enriqueciéndose, con pasquines satíricos y versos sediciosos, es– ta literatura insurgente. Cabe indicar que las propias autoridades virreinales repararon en la importancia de esta arma revolucionaria que llegaba directamente al pueblo y ya en el año de 1777 se había dictado un bando que proscribía los pasquines y papeles injuriosos. En la rebelión de Huánuco, la entrada a la lid política de esa literatura, de preferencia en verso libre y décimas, no fue un hecho inconsciente o creación espontánea, sino producto de una calculada reflexión política enderezada a ganar la opinión pública de las masas. Los procesos de la insurrección, como hemos visto, están plagados de referencias a esas décimas y pasquines de contenido claramente sub– versivo. Se difundieron por todos los pueblos de los tres Partidos, incluyendo la montaña de Chinchao, y aún circularon en otros de la Intendencia, como Tarma, Jauja, Cerro. Por otra parte, esa clase de preparativos revolucionarios había empezado un año antes de la eclosión del movimiento huanuqueño y se utilizó como agentes hasta a los muchachos e indios viejos de los pueblos. Se cantaban en los festejos populares, se repartían copias diversas y se colocaban en las esquinas y lugares más concurridos y hasta en las propias moradas de los Subdelegados. La importancia concedida por las autoridades políticas y judiciales a ese tipo de propaganda, se advera con los ac-

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