Conspiraciones y rebeliones en el siglo XIX: la revolución de Huánuco, Panatahuas y Huamalíes de 1812

XVI ELLA DUNBAR TEMPLE poliaciones se iniciaron ya desde los finales de la décima octava cen– turia. De la inv.estigación realizada en el Archivo Arzobispal de Lima, además de un nuevo cotejo de la Relación del Dr. Pedro Angel de Jado qu~ nos permitió el hallazgo de un plano no publicado por el P. Angulo, hemos acopiado otros documentos sobre los eclesiásticos ac– tores principales del movimiento revolucionario de 1812. Queda evi– dentemente mucho por investigar en ese ing,ente repositorio donde deben existir documentos de primerísimo valor, algunos de los cua– les se mencionan en los procesos de la rebelión. En el archivo Histórico del Ministerio de Hacienda, nos limita– mos a la consulta de la documentación que figura en los catálogos, porque era en verdad una tar~a ilusoria intentar ,en tan corto tiem– po la exploración dél copioso material anterior a 1820, y sin inven– tariar, que se conserva en ese repositorio. Se han incorporado en .esta colección los expedientes de la rebe– lión que pertenecen a la Memoria Prado, de los cuales sólo se cono– cía la sumilla que figura en el catálogo del P. Vargas Ugarte. Pu– blicamos, asimismo, de ese archivo privado la Visita de los pueblos de indios de la jurisdicción del Partido de Huánuco, practicada el año de 1812 por el Intendente González de Prada; testimonio de interés para el análisis integral de la insurrección huanuqueña. Se incluye igualmente el Expediente Gubernativo seguido por el Dr. Ignacio Valdivieso, Gobernador Interino de la Intendencia de Tarma, que se publica por primera vez, pero, según parece, no en su integridad porque no contiene el número de folios señalado por el Dr. Ledesma. (Cf. nota 18). Finalmente, debemos indicar que en el curso de un viaj.e a los archivos de Huánuco, realizado hace muchos años, ubicamos en la No– taría Falconí un grueso expediente sobre la insurrección de Huánu– co, del cual no tomamos notas por el breve tiempo de quB disponía– mos Y, en particular, porque se solicitó su traslado al Archivo Nacio– nal del Perú. Las investigaciones efectuadas en la notaría de D. Manuel Gayoso, donde se encuentra en la actualidad el archivo en re– f.erencia, no han dado resultado alguno, ignorándose, por lo menos oficialmente, el destino de ese expediente. (19) Cabe esperar que, al (19) El 4 de setiembre <le 1945, por R.S. N° 311, el Minist.erio de Justicia y Trabajo nombró una Comisión ad-honorem, integrada por los Drs. Raúl Porras Barrenechea, Ella Dunbar Temple y el Arq. Rafael Marquina Bueno, encargada de presentar un plan integral para la reorganización del Archivo Nacional del Perú. La precitada Comisión, entre otras dis– posiciones previas, acordó proceder a la centralización de fos diversos

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