Conspiraciones y rebeliones en el siglo XIX: la revolución de Huánuco, Panatahuas y Huamalíes de 1812

XXII ELLA DUNBAR TEMPLE sin inventariar del Archivo Nacional del Perú, lo hemos integrado en el ramo de Real Hacienda de ese repositorio. El segundo, cata– logado en la sección manuscritos de la Biblioteca Nacional del Perú con .el número D245, es del año 1809 y corresponde a un fragmento de uno de los protocolos del escribano Nicolás Ambrosio de Ariza. El tercero, del año 1811, pertenece a los fondos del Archivo Arzobis– pal de Lima y aparentemente le falta la resolución final. El cuarto, comprende un expediente, iniciado el 29 de octubre de 1812, a raíz de la ejecución del caudillo, por su hermana María Mercedes del Cas– tillo. Corresponde al número D237 de los manuscritos de la Bibliote– ca Nacional del Perú y es, asimismo, parte de un protocolo del es– cribano Ariza. En el documento I figura Crespo y Castillo, en 1790, como re– matista del ramo de sisas de Huánuco, obteniendo la buena pro en 600 pesos; y en 1809, documento II, aparece, como regidor del Ca– bildo de Huánuco, actuando de perito tasador en la venta de una ca– sa. Lo designó para .esa operación el Alcalde Ordinario D. Pedro Antonio de Echegoyen, al cual se enfrentaría en la rebelión de 1812, cuando el estrecho y anodino curso de su existencia cambió insospe– chadamente y terminó con su lastimoso fin al perder la vida como General de los insurrectos. El documento III es de singular significación para el rastreo de las raíces de la rebelión y el enfoque de la controvertida personalidad del caudillo. En Diciembre de 1811, pocos meses antes del estallido revolucionario, Crespo y Castillo, en su calidad de regidor, procura– dor general y síndico personero del Cabildo de Huánuco, se dirige al Arzobispo Las Heras sosteniendo los derechos de ese cuerpo edilicio en un conflicto de carácter ceremonial sobre preeminencias de asien– tos. En su demanda, Crespo y Castillo ataca abi.ertamente al subde– legado de Huánuco y al Coronel Pedro Antonio de Echegoyen, en términos reveladores de la pugna ya existenté entre el cabildo local y las autoridades políticas de la Provincia. El documento IV revela datos interesantes sobre los últimos años de la vida d.e Crespo y Castillo, aspecto sobre el cual prácticamente no existen testimonios documentales. Vivía el futuro jefe rebelde, los dos años finales de su vida, en una casa de la calle de La Trini– dad, detrás de Mercaderes, propiedad de Rosa Beraún y Urbina; y fue evidentemente en esa morada donde se efectuaron las juntas re– volucionarias que se citan en los procesos. Consta de los autos de los procesos que en la casa de Crespo y Castillo se reunían los indios y principales insurgentes y en la sala de la misma se firmaron las actas de la Junta. El 29 de Octubre de 1812, se presenta la "beata" María Mercedes del Castillo, anciana e indigente hermana del prócer,

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