Conspiraciones y rebeliones en el siglo XIX: la revolución de Huánuco, Panatahuas y Huamalíes de 1812
LA REVOLUCIÓN DE HUANUCO DE 1812 243 Vuestra Señoría que poderle participar. Solo queda y se mantiene con la paz y quietud y areglo que corresponde al Real Servicio del Govierno. Dios guarde a Vuestra Señoría muchos años. Fuerte de San Carlos de Vito. Abril 8 de Abril de 1812. Juan Rojas (Rubricado) . /. Don Ygnacio Valdivieso Abogado de la Real Audiencia de Li– ma, Teniente Jues Ordinario As,e,sor de Govierno Auditor de Guerra, y Governador Yntendente Ynterino por aucencia d.el Señor Propie– tario en la Expedición de Huánuco. Por quanto en orden publicada por Bando en s,eis del último Marzo se anunció al público, que al toque de arrevato se precenta– sen todos los vecinos de esta Capital á recivir órdenes del Govierno haviéndose elegido esta seña por no hav.er cañones de Artillería en la actualidad á mérito ·de havers·e conducido á la Expedición de Huá– nuco, los que existían en esta Real Sala de Armas, teniendo consi– deración a que dicha señal de arrevato por la campana, que en sub– cidio, y necesidad se arvitró, puede equibocarse con el toque a fuego, u otro frangente público. Por tanto, y haviéndose traído posterior– mente cañones de Artillería para el resguarde de esta Capital, con que puede distinguirse mejor, y sin equívoco la colección; y reunión de vecinos, y evitarse una sorprenhención in-/.v fundada. Devía mandar, y mando, que luego que se oigan los tiros de los dos dichos cañones de Artillería se tengan por señal, y se precencien como está mandado. Y para que no haya equíboco, ninguna persona después del toque de queda se osará á reventar cuetes, pistolas, escopetas u otras armas de fuego, sin pravpisima (sic) urgente necesidad, para cuya circunstancia, y calificación darán cuenta prontamente del moti– vo, que lo causó á este Govierno: Y que asi mismo no se osen á fabri– car pólvora contra el interés del Real Fisco, ni a formar valas, sin precepto de los Jefes Real y Militar, ni otras Armas y menos a ven– derlas á gentes sospechosas. Ni se toquen otros tambores que no sean los de Guerra, y Milicias. Que no se paren como está manda– do en horas abansadas, grupos, ni bultos particulares en las esqui– nas. Que no se formen conversaciones, ni se lean papeles, que se refieran á puntos contra la buena causa, y á fomentar la seducción Y á intimidar los ánimos de los fieles vasallos, y que ni aún estos traten de asuntos funestos sobre nuestras defensas. Que los pulpe– ros, ni qualesquiera otras personas vendan aguardientes ú otros li– cores de Embriagués á los yndios, ú otras gentes vagas los días fes-
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