Conspiraciones y rebeliones en el siglo XIX: la revolución de Huánuco, Panatahuas y Huamalíes de 1812

XXVIII ELLA DUNBAR TEMPLE su gravedad y propio aspecto". Fluyen también del documento no– ticias sobre la situación de Huánuco y la batalla de Ambo, triunfo realista que se festejó solemnemente en la capital de la Intendencia. S ección cuarta.- En esta secc10n se publican doce documentos, ceñidos a los propios sucesos de la invasión de la ciudad de Huánuco, acciones bélicas, actitud del cabildo, intervención decisiva del elemen– to indígena y mestizo, la rebelión de los pueblos, haciendas y estan– cias de Huamalíes, las proyecciones y la debelación del movimiento revolucionario y los procesos seguidos a los insurgentes. La densidad del contenido de esta documentación, de riqueza aún inexplorada, nos limita a su rápida presentación. De su conjunto, aunque incompleto, surge la visión integral y dinámica de la revolu– ción de esos Partidos de la Intendencia de Tarma, y cuadros, llenos de vívido realismo, de la vida económica, social y cotidiana de los centros urbanos y rurales de esa región. El docitmento N<:> X, de la Memoria Prado, se inicia con un ofi– cio del Cabildo de Huánuco a González de Prada, del 20 de marzo de 1812, y un Superior Decreto ordenando que se tomara declaración instructiva al conductor de ese pliego. El expediente consta de 90 fs. n., lleva de letra moderna la anotación "Cuaderno 39" y, eviden– temente, corresponde a la Sumaria 3 mencionada por el Intendente de Tarma en su Informe a la Real Audiencia. A través .de este expediente, uno de los más interesantes de los actuados sobre la insurrección, se presentan, ord.enadamente y desde sus comienzos, los sucesos de la historia externa de la rebelión. Se insertan los textos de las proclamas de González de Prada y sus tra– tos preliminares con el Cabildo huanuqueño, así como los parlamen– tos del Intendente de Tarma con las comunidades de pueblos de in– dios. Se pueden seguir todas las vicisitudes y he§itaciones del jue– go político del cabildo insurgent.e y su actitud de a-parente concilia– ción y de encubierto desafío frente a González de Prada. Le advier– ten, en sucesivos oficios, encabezados por Crespo y Castillo, que se acr.ecienta la fuerza corrosiva de la insurgencia y que el pueblo ya sabe que "Vuestra Señoría no les trae sino el temor y muerte" y es– tán cada día "más llenos de coraje" y "determinados a morir o ven– cer". Los mismos religiosos, criollos y mestizos del clero secular de la ciudad, informan a González de Prada, en velada advertencia, que no deben volver los europeos porque los indios "convocados por car– tas anónimas", voceaban que la insurrección no era contra los ame– ricanos sino "los chapétones".El propio Comendador de la Merced,

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