Conspiraciones y rebeliones en el siglo XIX: la revolución de Huánuco, Panatahuas y Huamalíes de 1812

XXXVI ELLA DUNBAR TE.."1\fPLE proporciones y que fueron movidos por "sugestiones extrañas", pas– quines y papeles anónimos, en idioma índico, que circularon profu– samente .en todos los pueblos de los Partidos de Huánuco, Panata– huas y Huamalíes, y aún en los aledaños, preparándose en forma cau– telosa· el movimiento desde casi un año antes de su estallido. Ade– mas de las muchas cartas cambiadas entr.e los Alcaldes de los pue– blos indios y los rebeldes huanuqueños, son copiosos los testimonios sobre esas instigaciones. El Juez de Aguas, José Meza, declara que "un hombre blanco incógnito 7 ', con la cara cubierta por un pañuelo de gasa, Uevaba papeles a los indios y mestizos. Se insiste en un inglés, en cuya tienda en la ciudad de Huánuco se hacían juntas clan– destinas (27). Muchos de los principales jefes del movimiento circu– laron por los pueblos de indios, exhortándolos a la lucha. Figura entre estos mensajeros el titulado Comandante de indios, D. José Rodríguez, del pueblo de Chalhuacocha, de gran ascendiente en las masas nativas, que estuvo la víspera del estallido insurgente en los pueblos de los tres Partidos, llevando papeles de incitante contenido contra los europeos. Antonio Espinoza, el limeño, en realidad cuar– terón de mulato libre, casado con una huanuqueña y encarnizado enemigo de los blancos, aparece nuevamente en estos autos, ,efec– tuando iguales recorridos y propagando que "de limosna debían estar ya muertos los chapetones". La difusión de estas noticias era tal que el propio Virrey Abascal, en carta del 5 de Marzo de 1812, se dirige a González de Prada, comunicándole que "ocho días antes de haber acontecido el asalto de Huánuco por los tumultuarios se había ya conocido en Lima, "lo que persuade haber en esta capital algunos malévolos cómplices en tan enorme crimen". Se comprueba en estos autos que corría por los pueblos la noticia de la venida de Castelli, verdadero pendón, esgrimido por los jefes insurrectos, entre ellos el propio Juan José Cr.espo y Castillo, los cuales se titulaban capitanes del caudillo bonaerense y afirmaban (27) En las rebeliones indígenas insurgen a menudo reales o supuestos "hom– bres rubios", ingle.ses o anglicanos. Tal se observa en la entrada de Jo_ sé Gabriel Túpac Amaru a la ciudad de Azángaro; y ocurre lo mismo con el misterioso Dr. Jeremías. En esta rebelión de Huánuco, el tema aparece esgrimido en diversas formas. Así, en otra de las piezas de los procesos, se dice que, en Octubre de 1811, había llegado a la casa del Subdelegado Diego García un inglés anglicano, capellán del navío inglés "Estandarte", fondeado en el Callao, el cual cortejaba a los europeos. El anónimo personaje había pasado a Huamalfos eon euadernos o un plan topográfico de los lugares por donde transitaba y se internó en las montañas, midiendo alturas con barómetro y "delineando" pueblos. Se expresa en la declaración ·que los indios creían que venía toda la nación británica a sojuzgar su territorio.

RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx