Conspiraciones y rebeliones en el siglo XIX: la revolución de Huánuco, Panatahuas y Huamalíes de 1812

XL ELLA DUNBAR TEMPLE ventos y comprendiendo en esta imputación hasta a los religiosos de Ocopa, cuya valiosa labor misionera parecen no recordar. Participan en la rebelión abiertamente, como instigadores intelectuales y como sujetos activos de la misma, repican campanas para festejar la pri– mera victoria de Ambo, conspiran y acopian armas en sus celdas, redactan proclamas, componen versos revolucionarios y remiten car– tas subversivas a los pueblos indios sembrando en ellos la más fruc– tífera semilla de rebelión. En la vasta lista de religiosos complicados destacan las figuras de Marcos Durán Martel, Mariano Aspiazu, Ignacio Villavicencio y Francisco Ledesma. Formaban todos ellos un cenáculo intelectual, componían versos y eran a un tiempo mismo muy versados en doc– trina política, conocedores de los sucesos españoles y europeos y con probadas conexiones con los focos revolucionarios de América, como Quito, Santa Fe, Caracas, Buenos Aires, Chile, La Paz (28). Fr. Marcos Durán Martel, el escurridizo agustino huanuqueño, es sin duda alguna una de las figuras centrales y principal instiga– ·dor de la insurrección y, posiblemente, quien decidió el destino de caudillo asumido por Crespo y Castillo. Al iniciarse los autos ya aparecen cartas incitadoras, redactadas por él y dirigidas a los Al– caldes de Panao, Pillao, Pachas, Acomayo, etc. firmadas "Tu Ge– neral", con órgenes de sacar copias y repartirlas a los demás pueblos. Convocaba a los indios a entrar en la ciudad, armados con hon– das, macanas, piedras, cuchillos, escopetas y sables, para acabar con los chapetones, les advertía que en el convento de S. Francisco los curas españoles guardaban pólvora y armas, los incitaba con los fa- (28) Las noticias sobre los insurgentes de Buenos Aires circularon por toda América y por lo que toca al Perú, se difundieron ampliamente en las Provincias del Sur. Agentes de •su propagación en Huánuco fueron los religiosos venidos del Cuzco, Tucumán, etc., cuyas filiaciones aparecen en los autos de los procesos. Como forma de contrarrestar esa propaganda subverisiva se impri– men en Lima, desde fines del año 1810, una serie de proclamas, adver– tencias y reflexiones contra la Junta Gubernativa bonaerense, las cuales, en última instancia, comportaban otro medio informativo sobre los suce– sos revolucionariqs. Cf., entre otras muchas, la proclama a los Leales Habitantes del Perú, Vargas Ugarte, Impresos Peruanos (1810.1817) (Biblioteca Peruana. T. XI), Lima, 1957, p. 152, N° 3506; Id. Cate- .cismo para la firme za de los verdaderos Patriotas y fieles vasallos del .Señor Don Fernando Séptimo, contra las seductivas máximas y errores que contiene el Pseudo Catecismo, Impreso en Buenos Aires. En la Real Imprenta de }()IS Huérfanos (18U); Reflexiones filantrópicas sobre el es– píritu, nulidad o resultas de las Juntas de América, Lima, 1 de Diciem– bre de 1811. Impreso en la Real Casa de Niños Expósitos. (Bib. de la U . .de San Marcos) .

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