Conspiraciones y rebeliones en el siglo XIX: la revolución de Huánuco, Panatahuas y Huamalíes de 1812

398 ELLA DUNBAR TEMPLE que· presento Don José del Carmen Franco criado de Don José Gon– zal.es? ¿ Como pues supone haverle yo echo fuerza para que saliera, quando por el contrario embarase la salida de esta ciudad a Don Lorenzo Dominguez, Don Braulio Miraval, Silvestre Bargas, Mariano Truxillo y José Gomez como consta de sus declaraciones? Claro está el beneno que tubo guardado para arrojarlo contra mi por los ya 1·eferidos resentimientos, por lo qual queda tachada y nula esta de– posicion. En los mismos terminos expone en su declaración Bernardo Ze– vallos suponiendo que. le amenacé obedeciese lo ordenado, y que no permitiría a nadie lo contra rio, arreando a los que se quedasen, por cuya razón me mantenía alli helando en la conducta de todos aque– llos a quienes havia mandado verificasen mis ordenes; raro modo de acriminar, alucinar y contradecir la berdad ! pues claro está que si tal desconcierto huviera precedido, lo huviese omitido, y jamas hu– viese echo comparecer ni traer por testigo de mi/ . v berdad, y si es verosímil todo lo que me supone ¿ Como dicen al contrario en las contestaciones de mis interrogatorios Don Lorenzo Dominguez, Don Bacilio Miraval, Mariano Truxillo, Silvestre Bargas y José Gomez '? ¿ Como pues si hacia yo tanto empeño en que no quedase nadie y verificasen mis ordenes estos dicen les impedi su salida? puedo ase– gurar a Vuestra Señoría con berdad que con nadie usé de mayor precaucion que con Zevallos a causa de ser este un hombre bandido, atrevido y fasineroso, quien tubo a la muerte a Don José Narbarte sobre que se le siguió causa ante Don Toribio Acebal, y lo mismo sucedio con Baltazar Xaramillo a quien casi lo mató de una puña– lada, y con otros varios, y por esta causa no me podia yo haver ani– mado a notificarlo ni contradecirle pues me exponía a una desgracia. Bien conosco Señor que quando un lugar esta acostumbrado a ser rejido por unos Alcaldes, y rosandose con la gente burda, ordinaria y viciosa, come, bebe, trisca y se dá al desprecio estan gustosos, Y por el contrario viven incomodos, rebeldes y con un espíritu a.e rencor y benganza con el resto y respetuoso buscando arbitrios para arrui– narlos. Esto mismo he visto pasar por mi en tiempo de mi judica– tura, cuya enteresa y respecto es aora el objeto de las benganzas Y el blanco de las iras, asi lo experimento en esta epoca con Ze·vallos quien como agraviado de unas diligencias judiciales que aora años practique por comicion de Don José Gonzales que en este tiempo fue sobstituto de aquel Partido, resulto su Padre Don Juan Zevallos per– juro, lo tuve embargado, y estreché el pago de lo que debía; final– mente ahora ocho meses que fui Alcalde celé los amancebamientos, drogas, y vicios suyos y de s u familia, hoy resulta de esto ocacion de benganzas por cuyo tan recomendable motivo es tachado por de-

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