Conspiraciones y rebeliones en el siglo XIX: la revolución de Huánuco, Panatahuas y Huamalíes de 1812

LA REVOLUCióN DE HUANUCO DE 1812 XLIII sarios de Napoleón. Insiste en que la insurrección no ha sido contra el Estado ni la Monarquía, sino contra los chapetones que tiraniza– ban y robaban a los indios; y cuando se le pregunta si la subleva– ción fue un pretexto, contesta ambiguamente que escuchó a los in– dios vivar al Rey "en el acto que quebrantaban sus derechos". Cons– ta, empero, que hubo expediente reservado sobre la materia y que expresó pareceres muy contrarios, como aquel de que en tres siglos la Metrópoli no escuchó a las Américas y les dio trato de colonias, sin otorgarles la igualdad que reclamaban. De gran importancia es el planteamiento de su defensa. Sostiene que fue inducido por Du– rán Martel y por los Diarios de las Cortes en los cuales figuraban los discursos de los Diputados americanos, Feliú, Morales Duarez y Mexía, que las mismas Cortes extraordinarias reconocían que la Amé– rica estaba relegada e invoca la libertad con que se expresaba el pe– riódico limeño "El Peruano", amparado por la Ley de libertad de imprenta. (30) Interesante es recordar que Durán Martel, en su re– presentación al Rey dirigida desde Ceuta, presenta esos mismos ar– gumentos, compartidos por todo es·e grupo de religiosos de Huánu– co y alegados con reiteración en los procesos de la rebelión. (Cf. anexo 3 de esta colección). El mercedario Fr. Mariano Aspiazu, otro de los religiosos de primer plano en la insurrección huanuqueña, había v.enido de Quito y mantenía sus contactos con ese foco revolucionario. Hablaba siem– pre en función de América y no del Perú, se vanagloriaba a voces de haber actuado en el movimiento insurgente de Quito, afirmando que allí "habían botado a los chapetones con sólo sus pasquines", y que en las esquinas de la ciudad hizo pintar las letras A, E, y O que servían como contraseña, porque agregándoles letras se leía "ya es hora". Había estado en el Cerro de donde vino a Huánuco con Fr. Vicente Moyano y se alojó en el convento de la orden de N.P.S. Juan qe Dios, viviendo en la celda de Fr. Francisco Ledesma, también in– culpado, al igual que Moyano, en los sucesos de la rebelión de Huá- (30) Como se deduce de los procesos, los religiosos criollos y otros elementos cultos de Huánuco estaban enterados ampliamente de los sucesos de las Cortes. Conviene recordar que el propio Cabildo de Lima hacía circu_ lar, en forma impresa, las resoluciones dictadas por las Cortes Sobera– nas. Cf. Medina, ob. cit., p. 10, N° 2612; p. 12, Nº 2618; p. 15, N° 2632. Los discursos de los Diputados americanos en las Cortes y las dis_ posiciones dictadas por el Consejo de Regencia se reimprimí:an en las prensas limeñas y ·se difundían en las Provincias del Virreinato, entre ella:s las referentes a la Real Orden sobre igualdad entre españoles y americanos, impresa en Lima, marzo de 1811; y la de exención del tri– buto a los indios y castas de América, reimpresión limeña del 16 de Se. tiembre de 1811. (B.N.P., Col. de hojas imp.).

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