Conspiraciones y rebeliones en el siglo XIX: la revolución de Huánuco, Panatahuas y Huamalíes de 1812

LXVIII ELLA DUNBAR TEMPLE se trata de un testimonio contemporáneo a los sucesos y reviste el ca– rácter de una verdadera crónica de la época. La trascripción se ha tomado del propio original manuscrito, que se encuentra en el Ar– chivo Arzobispal de Lima, con excepción de la segunda epístola que actualmente no figura en su correspondiente legajo. El mapa que se inserta es inédito, va anexo a la Relación y no fue publicado por el P. Angulo. Está escrita esta Relación en forma de diario y comprende 5 epístolas dirigidas al Arzobispo de Lima, entre el 19 de Marzo y el 19 de Setiembre de 1812. En la primera carta, analiza Jado las causas de la rebelión y, sin ahondar en el trasfondo de la realidad so– cio-económica de la provincia, las circunscribe a los abusos y extor– siones de los "mandones" locales, agrupados en una verdad.era oli– garquía familiar integrada por los tres curas Llanos, el Subdelegado de Huánuco, D. Diego García, el Teniente Asesor, D. Bartolomé Be– doya, el Alcalde Provincial, Coronel Pedro Antonio de Echegoyen y otros hacendados y militares de la misma parentela, todos los cua– les, además de monopolizar los cargos, ejercían el comercio, tenían crecidos repartimientos y cometían toda clase de abusos y venalida– des. Iguales cargos imputa al Subdelegado de Panatahuas, D. Alon– so Mejorada, dominado por su codiciosa mujer huanuqueña y su va– lido José Castillo. Según J ado por ser europeos todos estos nefas– tos personajes, el pueblo y el gremio eclesiástico criollo y mestizo, se levantó contra los chapetones. En la Relación se consignan, día a día, los acaecimientos de la revolución desde sus inicios. Relata que la ciudad amanecía llena de pasquines sediciosos y menudeaban los grupos de conspiradores, sin que las autoridades dictaran las medidas que aconsejaba la pru– dencia y abandonando la ciudad con el resto de los vecinos europeos. Describe el "horror" de los saqueos y todo el proceso de la insurrec– c10n. Reiteradamente habla de las "partidas" de indios y de la tác– tica que empleaban escogiendo los puntos más altos de la ciudad pa– ra arrojar las galgas y evitando la lucha en terreno llano porque allí habría sido "cierta su ruina". Son importantes los juicios del cura de Huariaca sobre la Junta Revolucionaria de Huánuco. Menciona el oficio dirigido al Virrey por los curas que la integraron, entre ellos el P. Villavicencio, .en que le comunicaban que se erigiría una Junta de Gobierno "sujeta a la autoridad virreinalicia" y, coincidiendo con González de Prada, expre– sa: "El tiempo dirá lo qu.e son éstos y otros de Huánuco, que no me han engañado jamás, a pesar de que han engañado a todo el mundo". A lo largo de sus cartas continúa refiriéndose a esa "Junta crimi– nal", compuesta en su mayoría de clérigos y frailes, que contaba con

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