Conspiraciones y rebeliones en el siglo XIX: la revolución de Huánuco, Panatahuas y Huamalíes de 1812

LA REVOLUCIÓN DE HUANUCO DE 1812 LXXI chos los que creyeron que todo el reino seguiría el ejemplo de Huá– nuco y por consiguiente que ya podían llamarse independientes". Ca– racteriza en consecuencia a los reos principales en tres clases: los que promovieron la revolución, entre ellos los eclesiásticos Villavi– cencio, Durán Martel, Aspiazu y algunos clerigos; los que la siguie– ron, en cuya clase se incluye toda la indiada; y los saqueadores, no incursos en los dos primeros delitos, pero que se aprovecharon del desorden para sus latrocinios. Critica acerbamente la lenidad de la sentencia que, según él, ha– bía causado en Huánuco tristísimos efectos y que los indios .decían que pronto vendría Castelli a vengar el agravio en la persona del propio Intendente, qu.e Huánuco no se enmendaba "y por consiguiente debemos esperar que como en el Alto Perú, el sistema de indulgencia sea la causa de nuevo desorden y de necesidad de muchos más sacri– ficios"; y añade que mientras en América €Xistieran países sublevados no faltarían apóstoles "que de mil modos prediquen la insurrección", y antes de dos años podría ocurrir la misma "o peor función" . No embargante, Jado, como buen conocedor de la situación, re– conoce la acción decisiva de González de Prada a la cual se debió el fracaso de la revolución. En diversos párrafos de sus cartas ad– vi.erte que las provincias limítrofes estaban en plena insurreeción, en particular Huamalíes de donde no se enviaban los auxilios pedidos por Huánu-co. Afirma resueltamente que "si se examina con escrú– pulo", todos los pueblos de la Provincia de Tarma, de Huamalíes y algunos de Conchucos y aún de Huaylas, habían r.ecibido cartas y emisarios y sin la llegada del Intendente estarían en completo estado de rebelión. Se conduele de las pocas facultades otorgadas a Gonzá– lez de Prada para el conocimiento de las causas, no empece su propia imputación anterior tocante a su benignidad con los indios, y elogia sus calidades singulares de desprendimiento y devoción a la Patria y a la religión. Considera que en Lima no se había captado en toda su importancia la victoria de Ambo, porque si él no hubiera sido Intendente de Tarma se habría perdido para la Monarquía, no sólo Huánuco, que bien podría ser la segunda población del Perú, sino las siete Provincias de la Intendencia, el cerro de Yauricocha y quizá el Reino, ya que la rebelión tenía partidarios aún en Lima donde se conoció el mismo día que estalló en Huánuco. Finalmente, en la Relación de Jado se consigna el dato de la prisión de Durán Marte!, en una cueva sita a tres leguas de la ciudad; y la ejecución de Crespo y Castillo, José Rodríguez y Norberto Aro, arcabuceados el 14 de Septiembre, anotando que el primero no estuvo conforme "y hasta el suplicio fué declamando contra la justicia que sólo se dejaba ver en él". Para Jado, Crespo y Castillo no promo-

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