Conspiraciones y rebeliones en el siglo XIX: la revolución de Huánuco, Panatahuas y Huamalíes de 1812

LA REVOLUCIÓN DE HUANUCO DE 1812 LXXXI paraban para venderlos en el momento de la escasez a muy alzados precios. Los vecinos de Huánuco se veían así impedidos en sus an– tiguos comercios con los pueblos indios y perdían los "empréstitos o fiados" qu.e tenían con ellos. En el mismo manifiesto indican que en Enero de 1812, con ocasión de la llegada del correo de Lima, se anunció que venían órdenes rigurosas contra los que sembrasen, be– neficiasen o guardasen tabacos en mazo u hoja, intimándolos con el secuestro de sus personas y bienes y registrándose las casas, cháca– ras y haciendas. Como prueba, presentan el hecho de que durante los saqueos sólo se encontró gran cantidad de tabaco en casa del va– lido del Subdelegado de Panataguas y que ese tabaco, bastardo y no del estanco, lo vendían los muchachos a los indios a un real el mazo. Las Vistas Fiscales se refieren también a esos excesos y confrontan la realidad provincial y el inveterado incumplimiento de las leyes, más ostensible dadas las circunstancias que afectaban a la Metrópoli. Si bien estas motivaciones económicas eran en parte comunes a los indios, afectaban mucho más a los comerciantes huanuqueños, los cuales se veían obligados a v.ender al por menor y aún se les im– pedía ese giro. Los perjudicaba grandemente el monopolio, con la consiguiente prohibición de salida de los productos del interior .al Ce– no o Huánuco que eran los centros de gran consumo. En el fondo quizá si asomaba la competencia de esa incipiente burguesía y su pug– na por acaparar a su vez el comercio de la Provincia, al igual que el grupo limeño. Por otra parte, si bien se percibe los resortes económicos que movieron a los indios alentados por los criollos, se verifica también que tenían sus propias motivaciones y proyecciones ocultas, como cuando sostienen que la tierra es suya y sueñan con la restauración incásica y dejar en la tierra sólo a los mixtos y a los indios. Se que– jan, a su vez, de los patrones dueños de haciendas que emplean sir– vientes indios y someten a los peones a trabajos forzados. El dueño de la hacienda de Acobamba, que .era criollo y no europeo, declara que los indios reclamaban su heredad como suya y afirmaban que ya eran otros tiempos. La abierta animosidad de los criollos de Huánuco contra los eu– ropeos o chapetones, otra de las motivaciones de la rebelión , se re– fleja en todos los expedientes de los procesos y en el precitado ma– nifiesto. Los acusan de centralizar todos los cargos sin darles par– ticipación y de enriquecerse con su sudor, de reunir juntas e inclu– sive de guardar armas en los conventos de frailes europeos para aca– bar con ellos. Afirman que tenían un franco criterio segregacio– nista y los denigraban con el apelativo de "cholos", sin quererlos ad– mitir ni en los conventos; y se termina por sostener la peregrina te-

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