Conspiraciones y rebeliones en el siglo XIX: la revolución de Huánuco, Panatahuas y Huamalíes de 1812

LXXXII ELLA DUNBAR TEMPLE sis de que en el Cerro querían coronar Rey a un europeo para con– quistarlos. El clero refleja igualmente la escisión en la unidad eclesiástica, mantenida sólo en lo espiritual, y era absoluta la diversidad de inte– reses, relaciones y aún formas de vida. Fue el elemento criollo re– ligioso, como hemos visto con latitud, el que contribuyó a fomentar las divisiones entre europeos y españoles y empujó a los indios para unificar fuerzas. En el cuadro de las motivaciones locales de la rebelión .es im– portante destacar el rol jugado por el cabildo de la ciudad de Huá– nuco, en gran parte integrado por criollos; y de los demás pueblos, inclusive de los indígenas. Esos centros edilicios encarnaban el es– píritu localista, por su constitución a base de lugareños y sus vin– culaciones similares. Es evidente, además, que en los cabildos pro– vinciales se había generado una común aversión al régimen de las Intendencias que había quebrado su auto-determinación; y se con– virtieron en focos subversivos no sólo en las ciudades sino en el me– dio rural. Los cabildos de los Partidos insurrectos de la Intenden– cia de Tarma constituyeron el centro receptor oficial de los rebeldes y reaparece el antiguo cabildo abierto de la Conquista. El cuerpo edilicio de Huánuco asume el rol de las autoridades desposeídas o fugadas, dirige oficios al Intendente y al propio Virrey, recibe los requerimientos y proclamas de González de Prada .en presencia del pueblo y adopta toda clase de decisiones. Nombra funcionarios, pro– cede a instalar una Junta Gubernativa o Provisional y actúa como centro autónomo. Otro tanto se verifica en los cabildos de los pue– blos cuyos alcaldes dan lectura a las comunicaciones del General de los rebeldes y hasta designan embajadores. En los actuados se in– siste también en la afirmación del regidor Crespo y Castillo y de otros jefes insurrectos en el sentido de que ya no existía la autoridad del Intendente ni la del Rey. Motivaciones alienígenas.- En el siglo XVIII eran frecuentes los contactos con el Virreinato del Río de la Plata, tanto de orden co– mercial como cultural, a través de los centros universitarios de Cór– dova del Tucumán y de Chuquisaca, en particular de este último, va– rios de cuyos graduados se incorporaron de abogados a la Audiencia de Lima; y se mantenían iguales nexos con la sede audiencial del Cuz– co y con su Universidad de San Antonio Abad. Tal vinculación se refleja en el caso de la gran rebelión de Túpac Amaru que se pro– yectó, como bien es sabido, en todas las Provincias del Virreinato rioplatense y marcó su huella en los próceres más señeros de la ge– neración de Mayo. En es.e compacto grupo generacional se encuen– tran las dos corrientes de Charcas y de Córdova y brotó de allí el "si-

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