Conspiraciones y rebeliones en el siglo XIX: la revolución de Huánuco, Panatahuas y Huamalíes de 1812

LXXXVI ELLA DUNBAR TEMPLE gados representantes de la nobleza imperial incaica para ilusionar a las masas indias, fascinadas por el influjo sicológico que aún man– tenía el Incazgo entre sus antiguos vasallos. Ese tema vernacular de la restauración del Imperio incaico in– surge con renovado vigor en las rebeliones del siglo XVIII, no sólo en las de carácter indígena, cuyo ápice se marca con la de José Ga– briel Túpac Amaru, sino en las encabezadas por criollos, como la cuz– queña de 1805. El "Mercurio Peruano" de 1792, recogiendo esa rea– lidad, expresa que "en sus revueltas los indios querían ocupar el lu– gar de sus antiguos Emperadores". En los movimientos insurgentes del Virreinato rioplatense el mi– to del Incario resuena con acentos propios; y tanto Moreno, como Bel– grano y Castelli, en documentos y proclamas, algunos en idiomas ver– naculares, contribuyen a su propagación. La decadencia de la Mo– narquía española fue, además, un factor propicio para alentar, por lo menos como argumento político, la tesis de esa restauración incá– sica o del llamado "Plan del Inca". La rebelión de Huánuco constituye el ejemplo más demostrativo y avalado con documentación, de la persistencia del mito del Incario. Su tipicidad radica, empero, en el hecho de que coincide con esa eta– pa en la cual el tema nativo del Perú se había difundido por toda América y en tal forma que r.etorna a su fuente de origen a través de vías alienígenas. Se comprueba este aserto con los expedientes de los procesos de la insurrección de 1812, en los cuales se identifica a las veces la figura emblemática del Inea con la de Castelli. Economía y sociedad provincial.- Los documentos que integran esta colección pueden comportar una fuente indiciaria para pergañar la visión de la realidad socio-económica de las Provincias insurrec– tas. En el curso de los expedientes actuados sobre la insurrección, se verifica la efectividad en la propia vida provincial de la distinción entre los grupos sociales de españoles europeos y españoles america– nos, reconocidos en la Real Orden que prescribió la confección de los padrones con la debida distinción de clases, estados y castas. Como problemática de investigación es interesante anotar que en los docu– mentos sobre la rebelión huanuqueña se aplica a los españoles euro– peos la denominación de europeos y más usualmente de chapetones; y los españoles americanos, como se advera en las confesiones y tes– timonios y documentos oficiales de los ·actuados, aparecen simplemen– te como españoles, aunque en la práctica usual se empleaban indife– rentemente los términos de criollos, americanos y "patricios". Un examen a grandes rasgos de la composición social de las pro– vincias, sobre la base exclusiva de esta documentación, conlleva ob-

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